Revista Sociedad

Cuesta

Publicado el 21 abril 2014 por Regina

cuestaEn todos los centros hospitalarios que he visitado últimamente, han colocado unos llamativos carteles: “Tu servicio de salud es grautito, pero cuesta”. Los he visto relativos a oftalmología, cirugía, ortopedia, estomatología y recién vi uno con el genérico de Institutos. Luego enumeran una lista de servicios, desde lo más sencillo y económico, hasta complejos procederes de miles de pesos.

Para un ciudadano con varias visitas fallidas para finalmente lograr la consulta médica luego de una prolongada espera; para quien tiene que hacer un ingreso hospitalario con una mudanza que incluye cubo y calentador para bañarse, ventilador, bombillo, insecticida, y el importante apoyo de la comida de la casa; para un ciudadano resignado a la ley no escrita de que para recibir el trato correcto que se espera tratándose de la salud, tiene que disponer además de algún extra para la merienda de la “seño” de los turnos, para los cigarros del enfermero, de un billetico para agilizar el ultrasonido o el análisis, ese vistoso cartel de la pared no pasa de ser propaganda. Propaganda y neutralizador. No te la cobro, no te quejes.

(Y no digo yo si se cobra, con los seudo salarios y los precios inflados.)

Admiro la capacidad y dedicación de los médicos, pero el servicio de excelencia que nos prometieron como “potencia médica”, no por la cantidad de médicos por habitante (aunque se encuentren en la Amazonía o en el nordeste del Brasil), sino por la calidad del servicio de salud en su conjunto, se perdió en el camino. Y nadie puede ya convencer a ningún cubano de que la culpa la tienen el bloqueo y la amenaza imperialista.

En una espera por más de una hora respecto al horario –visible en la ventanilla de atención al público– de una empleada cuya función es entregar los resultados de laboratorio, un hombre joven que decidió acostarse en un banco y dormir la espera, con esa gracia que tiene el cubano para sacar filo de cualquier situación y delante de uno de los letreros de marras, soltó para risa de todos los que esperábamos: La salud pública nos cuesta, pero como es gratis…


 


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