Norelys Morales Aguilera.─ Después de haber visto tantas fotos reales o trucadas de la violencia que la derecha venezolana ha impuesto a su propio pueblo. Después de escuchar tanta declaración de supuestos demócratas que impugnan la democracia con subterfugios, manipulaciones y mentiras. Después de alucinar casi, con las declaraciones de ex presidentes o presidentes latinoamericanos corruptos, opuestos todos a que los venezolanos consumen la audacia de la paz bajo una guerra no convencional nunca vista antes en tierras latinoamericanas y caribeñas, ni siquiera contra Cuba, que mucho ha soportado...
Sí, cuesta creer, la lección de civismo que pueblo venezolano ha dado este 30 de julio, al elegir a sus representantes para una Asamblea Nacional Constituyente. Y, que no lo puedan negar quienes silencian o tergiversan, pues ese pueblo no se ha rendido y está desafiando algigante de las siete leguas, que intenta servirse los recursos y la dignidad de la Patria del Libertador Simón Bolívar, aquel que comenzó el mayor poema emancipatorio, que todavía intentamos culminar por estas tierras de la América Nuestra.
Falacias, hipocresías... ¿no es acaso una asamblea constituyente nacional una reunión de representantes populares que asumen el objetivo específico de dictar las reglas que, regirán la relación entre gobernantes y gobernados y el funcionamiento y distribución del poder, fundamento de su sistema político y social? ¿Eso no es democrático?
El imperio y sus gobiernos y organizaciones reclutas se opusieron. La derecha interna disciplinadamente obedeció y accionó la violencia para culpar "al régimen". "Esa constituyente no va" afirmaban los liderzuelos, que ante la constituyente, realizaron un plebiscito exprés a sabiendas de su ilegalidad, dieron una cifra incomprobable y luego quemaron las boletas. Vaya, que por quemar hasta seres humanos se les ha vuelto costumbre. Lo que sea bien les viene en una apuesta fascistoide que venezolanos de todas las ideologías han podido comprobar.
Cuesta creer, que frente a tanta agresión, el pueblo de Chávez no se haya amedrentado para sufragar y no se han dejado arrastrar a una guerra fratricida. Un cronista en Caracas se declaró conmovido hasta el límite por la nueva demostración de sabiduría, valentía y entusiasmo que brindó al continente el pueblo bolivariano.Los mass media ignoraron que el Poliedro de Caracas se desbordó de quienes no se enfrentaron a los violentos y votaron. Los corresponsales extranjeros fueron incapaces de documentar la masividad de la lid democrática y mucho menos, a quienes atravesaron montañas o ríos para llegar a las urnas.
Hombres y mujeres de Venezuela confirmaron la ternura y nos devolvían la capacidad de asombro, para que no cueste creer que sí es posible derrotar la agresión y conseguir la paz.
Pero, tanto absurdo contra los venezolanos tiene consecuencias que ya no cuesta creer, una mujer del pueblo lo dijo: "si no han llegado al poder y mire todo el daño que nos están haciendo".