Cuestión de gustos

Siempre tuve la curiosidad de conocer el porqué de ese arreglo desarreglado tan propio del progresismo militante, esclavos de una estética bastante más rígida que la propia tradicional en el mundo de la política. También despertó mi interés la causa por la que la mayoría de féminas en formaciones de izquierdas son tan poco agraciadas. Nuestra vicepresidenta en funciones no es un dechado de belleza, pero luce bastante mejor que la Sra. Gabriel, con ese peinado intencionadamente ideologizado. Uno, sin miras partidistas en este caso, simplemente como varón, tengo claras las opciones entre ambas féminas y espero que no se me tilde de machista por ello; y es que la belleza y la femineidad no entienden de derechas e izquierdas, ser progresista no significa llevar un corte de “tazón”, salvo para tratar de confundir al respetable con una imagen que no suele corresponderse con el tipo o nivel de vida que disfrutan los conspicuos de las formaciones en cuestión. Contradicciones propias de estos partidos, como sus propios líderes afirman.