Revista Cultura y Ocio
Aunque hoy nos resulta una rareza típica de los británicos y otros estados, parece ser que en el pasado era precisamente la forma normal de circular.
La culpa es toda nuestra.
Esa costumbre tan arraigada que tenemos de ser diestros en una gran mayoría.
Porque, paradójicamente, lo de circular por la izquierda no lo inventaron los zurdos, sino los diestros.
En la Edad Media, las personas que iban a caballo preferían circular por el lado izquierdo del camino y cruzarse por el lado derecho con los que vinieran de frente. De esta forma, si había riesgo de ser atacado era más fácil defenderse, al permitir tener la mano derecha libre para el manejo de la espada.
Ya en la Edad Moderna, cuando proliferaron los grandes carruajes tirados por caballos, el conductor lo hacía por la izquierda para tener la derecha libre para el látigo con el que arrear a los caballos y evitar golpear a los peatones que pudieran circular por la acera.
De esta forma, en el siglo XIX se estableció como obligatorio el circular por la izquierda en todos los territorios del Imperio Británico, como Australia o la India.
La lógica parecía aplastante.
¿Por qué entonces en muchos lugares se generalizó la costumbre de conducir por la derecha?
Pues parece que la culpa la tuvo Napoleón y que la única razón era la de llevarle la contraria a los británicos. Hay quien señala, no obstante, que el corso era zurdo y le resultaba a él más cómodo, obligando a sus súbditos a que hicieran lo mismo. Así que dispuso que tanto en Francia como en sus países sometidos o satélites se circulara por la derecha.