No vamos a hablar de dietas milagro, ni siquiera de dietas bien fundamentadas desde el punto de vista de la salud. Se acerca la operación biquini, y aunque más de uno va necesitando empezar a soltar el lastre cogido durante los meses de invierno, no queremos hablar de eso… al menos no de momento.
Os pedimos que miréis a vuestro alrededor y os fijéis en esas personas que os rodean a diario y a las que no prestáis mucha atención. Esos compañeros de metro en el trayecto al trabajo, esas personas anónimas que se cruzan en nuestras vidas, a veces como momentos estelares y a veces para protagonizar breves episodios de nuestras vidas.
Esas personas, fijaros bien, ¿sonríen a menudo o les cuesta dios y ayuda separar la comisura de sus labios si no es para soltar un exabrupto? ¿Y si el tamaño de tu sonrisa depende del tamaño de tu corazón? ¿Y si como podemos ver en la imagen es sólo una cuestión de peso?
Está claro que no podemos meternos una dieta calórica especial corazón, para que éste crezca y crezca pero sí que podemos hacer otras muchas cosas para que nuestra sonrisa luzca a diario y consigamos que sea correspondida con otras muchas sonrisas.
Me encanta Iñaki que les hagas reflexionar, pero creo que lo mejor es proponernos todos un ejercicio, y es que no hay nada más enriquecedor que sonreir y que te devuelvan la sonrisa. Sé que parece un ejercicio que al principio puede descolocar y que seguramente en el autobús, por la calle o en el metro alguno/a pensará que se nos ha ido la cabeza (en lugar de pensar que son ellos los que no están practicando un ejercicio muy sano como es ejercitar los músculos que generan una sonrisa…) pero lo mejor es perseverar, seguir practicando, ir sonriendo a quien os mire (es verdad que también alguno pensará que queréis ligar… que sepais que ése no es el objetivo del ejercicio…. Jajajaja) y cuando os devuelvan la sonrisa…. Ya veréis como la nuestra se hará mayor y probabilisticamente ampliaremos el número de sonrisas circulando por la calle, y por ende agrandaremos el número de corazones. ¿qué os parece? Es un reto factible, ¿no?
Y ahora, me gustaría compartir un cuento, el de “cadena de sonrisas” encajaría perfecto… pero esta ocasión lo haremos con un poema, “El valor de una sonrisa”, de Mohandas Karamchand Gandhi, para que nos mentalicemos de cuánto vale y lo poco que cuesta sonreir…
Una sonrisa no cuesta nada y produce mucho.
Enriquece a quienes la reciben
sin empobrecer a quienes la da.
No dura más que un instante,
pero su recuerdo a veces es eterno.
Nadie es tan rico que pueda pasarse sin ella,
y nadie es tan pobre que no pueda
enriquecer con sus beneficios.
Una sonrisa es descanso para los fatigados,
luz para los decepcionados,
alegría para los tristes
y el mejor antídoto contra las preocupaciones.
Una sonrisa no puede comprarse,
no puede obtenerse por caridad,
no puede robarse ni puede ser prestada,
porque una sonrisa es algo que a nadie rinde beneficio
a menos que sea brindada espontánea y gratuitamente.
Y si, en el trato con nuestros compañeros
alguien está demasiado cansado para
brindar una sonrisa, regálale una de las
tuyas, pues nadie necesita tanto de una sonrisa,
como aquel a quien no le queda
ninguna que ofrecer.
¿Qué os parece? Ahora que sabeis todo el poder que tenéis en vuestras manos… ¿sonreimos al mundo? ¿Hacemos como Avril Lavigne en su video de “Smile”? ¡No os lo perdais!
http://www.youtube.com/watch?v=KagvExF-ijc
Esperamos que hayáis pasado una feliz Semana Santa llena de sonrisas…
Autores:
Iñaki González (@goroji) Rut Roncal (@rutroncal)
Técnico Gestión RRHH de FHC Gerente en Cegos
Autor del blog: SobreviviRRHHé! Autora del blog: La verdad absoluta no existe