Revista Asia
Durante el año pasado, cuando no pasó ni siquiera su primer año de mandato, hubo intenciones de asesinarle por enemigos ocultos que nunca han sido descubiertos. Quizás estén dentro de aquel pequeño grupo de la élite política del país o sean hombres desconocidos que habían planeado desde hace tiempo una revolución silenciosa y sorprendente pero que han fallado por descuidos de última hora. Quizás estas intenciones han aumentado considerablemente que el propio Kim Jong Eun tuvo que reforzar su seguridad. Vaya donde vaya. Pero siempre con una sonrisa en la boca para seguir utilizando la propaganda socialista.
Los expertos otra vez se han reunido para hablar como sería el futuro inmediato de Corea del Norte. Casi todos están de acuerdo. Que la caída del régimen más desconocido pero intensamente sangriento pueda ser cuestión de tiempo. El clamor de los habitantes era cada vez rechazada por los gobernantes ignorantes y eso ha sembrado con el tiempo una ira discreta pero potente. También hablan de la necesidad de observar los últimos acontecimientos en la península con las compañías inevitables como China o Estados Unidos. Las declaraciones de los estudiosos pueden dar un salto de alegría pero también una cautela para afrontar nuevos obstáculos como la nueva relación entre Corea y Japón o China o facilitar la adaptación de los norcoreanos que estarían confusos ante un posible cambio repentino. El diario de Corea del Norte