Revista Cultura y Ocio

Cuestionarios del Confinamiento (14): Ángel Petisme

Publicado el 03 abril 2020 por Mda
Cuestionarios del Confinamiento (14): Ángel Petisme
Ángel Petisme es poeta, cantante y compositor. Licenciado en Filología Italiana por la Universidad Complutense de Madrid. De su discografía destacan La habitación salvaje, Turistas en el paraíso, Cierzo, Buñuel en el desierto, Amor entre las cuerdas, Río Ebrio, o El ministerio de la felicidad. Ha realizado recitales y conciertos en Europa, África, Oriente, Estados Unidos y Latinoamérica. Canciones. Del corazón a los labios (Hiperión) reúne toda su poesía cantada. En 2017 se editó el libro-disco Yo pude ser Letizia (cuentos canallas) y Ceniza y Sudor, un disco en directo con el que celebra cuarenta años sobre los escenarios. Ha colaborado con artistas como Jackson Browne, Jennifer Warnes, Luis Eduardo Aute, Paco Rabal, Ángela Molina, José Antonio Labordeta, Enrique de Melchor, Asunción Balaguer...Autor de poemarios como Cosmética y terror, Constelaciones al abrir la nevera; Buenos días, colesterol; Demolición del Arco Iris; Cinta transportadora, Poemails. Nuestra venganza es ser felices; La noche 351; El lujo de la tristeza; El faro de Dakar; o el más reciente La camisa de Machado.Premio Internacional Claudio Rodríguez 2008, Premio Jaén de poesía, Premio Labordeta y Prix International de Litérature Antonio Machado 2019, entre otros. Incluido en antologías de poesía española, entre ellas Postnovísimos. Ha sido traducido a idiomas como el inglés, árabe, francés, italiano, rumano, alemán y ruso.
-¿Cómo son tus días de confinamiento? ¿A qué dedicas todas las horas por delante del día?Pues, raaaarooos, raaaarooos. como los de cualquier hijo de vecino. No está preparado ningún animal para vivir en cautividad y esto se parece un poco a la vida de esos topos ocultos en sus casas, en un agujero de una falsa pared, durante la Guerra Civil. Aunque ellos estuvieron décadas como el personaje de "La Trinchera Infinita". Hay que tomárselo casi como si fuésemos plantas de interior, también ellas se han acostumbrado a crecer en las casas.Mira, me suelo levantar con mi compañera a eso de las 7:30 h., ella teletrabaja desde casa, de momento y por suerte. Me tomo un zumo de los que hago yo, batidos con muchas frutas, las cáscaras bien lavadas de limón o naranja y plátano (que tienen triptófanos, vitaminas, etc) y, a lo mejor, me vuelvo a la cama a leer y con suerte echar una cabezadita. Después de desayunar, me dedico a seguir leyendo y poner al día asuntos y papeles pendientes.Preparo la comida y a eso de las 14:45 h. comemos. El único momento para las noticias de la peste, comentar y cagarnos en la puta madre de Trump, Torra, las farmacéuticas, los chinos, los políticos y todos los fondos buitre. Después, me tapizo de sofá, y si puedo, siestecica.Por la tarde, a partir de las 17:30 h. nos activamos. Me hago la San Silvestre, pasillo arriba, pasillo abajo, 34 pasos por 50 veces, kilómetro y medio. Llego a la meta, me doy una ducha. y llega el momento de la huida de la jaula. Durante 13 minutos hacemos meditación, aprendo a respirar y volar con serenidad donde yo elijo. Es un momento dulce, en el que me reencuentro con Pilar, mi madre, a la que perdí hace año y medio.Antes de los aplausos de la gente que nos está cuidando ahí afuera, me dedico a llamar cada día a mi padre, y otros ancianos, algunas madres de amigos y conocidos...Entonces, Celia y yo abrimos una botella de vino y nos encerramos a trabajar en el estudio, ella con su nueva novela, y yo escribo.Picamos algo para cenar a eso de las 23:30 h. y nos ponemos una peli. En general, clásicos. Ahora estamos con Lubitsch.
-¿Cómo es el lugar donde vives?Es una casa antigua de 82 metros cuadrados, en la parte baja del Guinardó, con techos altos y suelos de baldosa hidráulica, muy silenciosa y luminosa, un balcón largo da a un patio isla o manzana con árboles frutales y un enorme ciprés frente a mi ventana. Sólo se oyen al amanecer los pajaritos, el gorjeo de las palomas y las tórtolas. Es una casa que acompaña y ayuda, antes y más ahora.
-¿Qué es lo que más añorado hacer en estos días y lo que menos?Básicamente, echo de menos mucho un paseo de una hora diaria en que acabamos sentados en una terraza tomando una birra y comentando el día. Barcelona se presta todo el año para sentarte al aire libre. Lo que menos añoro es el trajín de los viajes y los bolos.
-¿Crees que habrá un "antes" y un "después" tras este confinamiento?He tenido que cancelar seis conciertos en hasta mayo y toda la gira por varias ciudades de Latinoamérica. Es una ruina. Voy a tener que sobrevivir con 300-400 € al mes, como mucha gente. En todos los sentidos, creo que ya no regresaremos a aquello que llamaban "normalidad". Una ficha se ha llevado todas las fichas, nuestra fragilidad, en un sistema neoliberal de capitalismo salvaje, ha quedado en evidencia. Sólo podremos salvarnos, y con suerte, arrimando el hombro y ayudándonos, que todos puedan hacer una comida al día, que nadie se quede sin su casa, que el coronavirus del pánico que es el padre del egoísmo, no nos venza y nos convierta en esclavos.
-¿Qué será lo primero que harás cuando termine el confinamiento?Un fiestón en la azotea de un amigo con barbacoa y guitarras, un día entero caminando por Barcelona, un baño con picnic en cualquier playa. Ir a Zaragoza a ver a mi padre de 93 años y al cementerio de Torrero a llevarle flores a mi madre. Necesito llorar como antes, necesitamos recobrar el tiempo de la piel y de los abrazos de verdad.
MANOLO D. ABAD

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