Revista Opinión
¿Es posible vivir sin cuestionarnos nada? ¿Asumir que las cosas son como son porque así deben ser y punto? Las religiones son maestras en adoctrinar a sus seguidores en asumir de forma absoluta y sin cuestionamientos casi cualquier cosa. Hace poco, preguntaban en un programa de televisión a un rabino, si no le parecía mal que en las celebraciones, hombres y mujeres estuviesen separados por una valla, su respuesta fue "no, no me parece mal, es que así debe ser". Los gobiernos suspiran porque sus gobernados elijan cada vez más el camino de la desconexión mental. Un populacho que no se pregunta el por qué de nada, no exige explicaciones a sus gobernantes, no se pregunta el motivo de determinadas decisiones, es un manso cordero perfectamente guiable a los pacederos que los pastores deseen. Creo que, según se crece y se desarrolla la persona, debe aumentar su capacidad de cuestionarse todo lo que le rodea. Lo que ve, oye, lee o experimenta. Permanecer en la cómoda indolencia del "si lo dicen, es porque será así" es un paso muy cercano al aturdimiento cerebral generalizado.