En libertad y en condiciones naturales, los gatos se alimentan fundamentalmente de la caza de pequeños roedores y pájaros. Este es el tipo de alimento para el que la selección natural ha preparado su organismo. Los gatos domésticos, no obstante, dependen de nuestra mano para alimentarse. Planear una dieta natural, aunque puede ser lo óptimo, presenta muchos problemas teóricos y prácticos: cómo equilibrar los nutrientes, preparación, alimentos a evitar... (véase más abajo el artículo sobre “Alimentación natural en los gatos”). Por estas razones, las dietas comerciales se han convertido en el modo más habitual y seguro de alimentar a nuestros gatos caseros. Las dificultades, no obstante, no acaban aquí. Enfrentados a las estanterías del supermercado, las tiendas de animales o las clínicas veterinarias, los sufridos humanos pueden verse sumidos en un mar de dudas... ¿qué comprar?
Principios de nutrición gatuna
El gato es un carnívoro estricto. Así como los humanos somos omnívoros y podemos sobrevivir sin comer carne, el gato está obligado a consumirla. Una dieta adecuada para el sistema digestivo y el metabolismo de los gatos ha de ser concentrada, muy digestible y con pocos residuos: una dieta rica en proteína de origen animal y pobre en carbohidratos. Un ratón, alimento clásico gatuno, contiene mucha proteína, grasas moderadas y pocos hidratos de carbono. La dieta comercial óptima debería aproximarse a este reparto de elementos. Por supuesto, el gato necesita también vitaminas y minerales en cantidades difíciles de calcular si queremos alimentarlo de forma natural.
El misterio de las “gamas”
Entre las marcas de comida procesada para gatos hay diferencias de precio muy importantes según la “gama” a la que pertenezcan. ¿Se corresponden estas diferencias de precio con diferencias reales en calidad? Se puede encontrar distintas clases de comida para gatos en tres tipos de establecimientos:
Tiendas de alimentación, supermercados e hipermercados: gamas baja y media
Tiendas especializadas en productos para mascotas: gamas baja, media y alta
Clínicas veterinarias: gamas media, alta y alimentos terapéuticos o para necesidades especiales.
Para poder evaluar si la diferencia en precio significa una diferencia real en la calidad, es preciso leer y comparar la lista de ingredientes de las diferentes marcas y seguir unas pautas básicas para la elección entre ellas:
La lista de ingredientes va en orden decreciente de cantidades, es decir, el primer elemento de la lista es el más abundante en el alimento que estamos comprando. Es siempre preferible una marca cuyo primer ingrediente sea cárnico frente a una marca cuyo primer ingrediente sea un cereal o algún otro vegetal. Todos los alimentos de gato, especialmente los secos, incorporan cereales como “relleno” y para conseguir la consistencia de las croquetas de pienso. Sin embargo, la proporción de cereales y carne varía muchísimo entre las marcas de gama baja (más cereal, menos carne) y las de gama alta (menos cereal, más carne).
Entre los alimentos cuyo primer ingrediente es cárnico, son preferibles aquellos que nombran claramente el animal de origen: pollo, ternera, cordero, salmón, gamba..., frente a los que no lo hacen e indican simplemente “carne” o “pescado”. Son preferibles también aquellos que contienen carnes o carnes deshidratadas frente a los que contienen “subproductos animales”.
La proporción de proteína ha de ser elevada y la proporción de grasa moderada. Hay que tener en cuenta que la proporción ideal dependerá de la edad del gato, su estado de salud, su peso y su nivel de actividad. La comida para gatitos menores de un año ha de tener una proporción alta de proteína y de grasa. La comida de gatos adultos castrados o tendentes a la obesidad ha de tener también una proporción alta de proteína, pero baja de grasa. Otro dato a considerar es, como ya se ha mencionado, la fuente de las proteínas: muchos alimentos de gama baja presentan una proporción elevada de proteínas, pero no listan productos cárnicos como su ingrediente principal. Es de sospechar que estas proteínas son de origen vegetal, menos adecuadas y digestibles para los gatos que las animales. Para poder comparar adecuadamente la proporción de los distintos ingredientes entre diferentes marcas y diferentes tipos de comida (seca y húmeda, por ejemplo), usaremos la siguiente fórmula: <[x / (100 - humedad)] x 100>, donde x es, por ejemplo, la proporción de proteínas que indica el envase y “humedad” el tanto por ciento de la misma.
Estas diferencias entre los ingredientes que utilizan las distintas “gamas” se traducen en que los alimentos de gama baja suelen ser más difíciles de digerir por los gatos, por lo que necesitan comer más cantidad para saciarse. También eliminarán más residuos a través de las heces, que son más abundantes que en gatos alimentados con comida de gama alta. Las comidas de gama alta, con mayor proporción de carne, son metabolizadas con más facilidad y el gato necesita ingerir menos cantidad. La calidad de los ingredientes está también relacionada con diversos problemas de salud.
¿Pienso o latas?
Este es otro de los eternos dilemas que acompaña la compra de comida para los gatos. Muchos veterinarios recomiendan una dieta exclusiva de pienso seco, otros reivindican la necesidad de introducir también latas, y finalmente otros defienden una alimentación basada fundamentalmente en comida húmeda. Lo más importante a la hora de la elección, no obstante, es la lista de ingredientes, que determinará la calidad del producto independientemente del sistema de procesado y presentación. Sin embargo, los alimentos secos y húmedos tienen ventajas e inconvenientes que debemos también sopesar:
El pienso es preferible a las latas porque:
El pienso es más barato y se conserva mejor, lo que lo convierte en un tipo de alimentación muy conveniente. Por el contrario, las latas son mucho más caras y se estropean enseguida una vez abiertas aunque se conserven en el frigorífico (los gatos más quisquillosos pueden rechazar por la noche una lata abierta por la mañana).
El pienso permite dejar el comedero lleno todo el día para que el gato coma cuando sienta apetito, por lo que es muy adecuado para aquellas personas que pasan muchas horas fuera de casa. La alimentación basada en comida húmeda requiere que alguien alimente al gato a unas horas determinadas, ya que no se puede dejar mucho tiempo al aire libre.
Existe una gran variedad de marcas y tipos de pienso de todos los precios y calidades para elegir. Sin embargo, hay menos variedad en latas, especialmente en latas de gama alta, que son caras y muy difíciles de encontrar (dependiendo de la ciudad y el país en el que vivamos).
El pienso ayuda a la prevención de problemas dentales. Al morder las croquetas de pienso, el gato contribuye a mantener su dentadura limpia. No obstante, esta afirmación no es universalmente aceptada, ya que algunos expertos señalan que la mayor parte de los gatos tragan las croquetas sin masticar y que la única forma de prevenir problemas dentales es con una higiene adecuada (cepillado de dientes y limpiezas bucales en el veterinario).
Los piensos secos tienden a tener menos contenido en grasas que los alimentos húmedos, por lo que ayudan mejor a prevenir la obesidad.
Las latas son preferibles al pienso porque:
La poca proporción de humedad es precisamente uno de los problemas que se han señalado de una alimentación basada exclusivamente en pienso seco. Los gatos, cuyo organismo está preparado para alimentarse de presas ricas en agua, pueden no beber lo suficiente si no se les proporciona hidratación a través de la comida. Un gato que beba poca agua puede estar predispuesto a padecer problemas de riñón y de las vías urinarias. Las latas contienen entre un 70 y un 80% de humedad, con lo que aseguran una adecuada hidratación aún en el caso de gatos que beban muy poco. Es importante, en cualquier caso, animar al gato a beber dejándole siempre agua fresca a su disposición.
Como ya se ha dicho, casi todas las marcas de pienso seco utilizan cereales como relleno y para dar consistencia a las croquetas. Una alimentación demasiado rica en cereales puede significar una dieta con más carbohidratos de los que los gatos pueden asimilar, predisponiendo a problemas de obesidad, diabetes y otros trastornos del sistema digestivo. También se ha señalado la responsabilidad de los cereales en algunas alergias alimentarias. En el caso de los alimentos húmedos, los cereales no son tan necesarios para dar consistencia, con lo que suelen ser alimentos con menos proporción de carbohidratos y, por lo tanto, más parecidos a las dietas naturales de los gatos en libertad.
Aparentemente, las ventajas del pienso seco son mucho mayores en número que las del alimento húmedo. Sin embargo, los dos elementos fundamentales a favor de la comida húmeda, en discusión entre los expertos, son tan importantes para la salud del gato que merecen una detenida consideración. Muchos especialistas en nutrición felina recomiendan una dieta mixta basada en un pienso de calidad acompañado de una o dos raciones de comida húmeda en la mañana y/o la noche.
¿Alimentación libre o controlada?
Dejar comida a disposición del gato todo el día o proporcionársela en cantidades controladas a horas fijas es una decisión que debemos tomar en base a sus patrones de alimentación. Los gatos están preparados para comer muchas veces al día en pocas cantidades, por lo que la alimentación “ad libitum” sería lo más recomendable. No obstante, hay gatos que comen compulsivamente por ansiedad, estrés, tras la operación de esterilización o simplemente por costumbre y sin ningún motivo aparente. La gran cantidad de gatos obesos que se encuentran en las consultas de los veterinarios es una señal de que no todos los gatos son capaces de administrar correctamente el alimento cuando disponen de él libremente. En estas circunstancias, y debido a los riesgos de la obesidad, será necesario controlar la cantidad de comida que el gato puede ingerir diariamente siguiendo las pautas marcadas en el envase y por el veterinario, así como utilizar, si es necesario, alimentos light. Es mejor repartir la cantidad prefijada en dos, tres o más tomas diarias (haciendo coincidir la última con el final del día) para evitar que el gato engulla la ración entera de golpe y pase hambre durante muchas horas. Es importante también no iniciar ningún régimen sin consultar antes con el veterinario, ya que si un gato deja súbitamente de comer puede padecer enfermedades graves como la lipidosis hepática felina.
Cambiar o no cambiar...
Otra de las dudas que se presentan es la de si es conveniente cambiar de vez en cuando de sabor o de marca, o si lo mejor es encontrar un buen alimento que les guste a nuestros gatos y serle fiel. Muchos gatos no parecen aburrirse de comer siempre el mismo alimento, por lo que la idea de la importancia de la variedad es a menudo una proyección del aburrimiento que a nosotros nos produce comer lo mismo, sea lo que sea, a diario. Otros, sin embargo, dejan de interesarse por el pienso que hace meses adoraban si es lo único que se encuentran siempre en el plato.
Por otra parte, tanto la fidelidad inamovible a un tipo de comida como el cambio constante pueden convertir en felinos caprichosos a nuestros gatos. El gato acostumbrado a comer un solo tipo de alimento de una única marca y siempre del mismo sabor puede negarse a comer otra cosa cuando lo necesita por prescripción del veterinario o si “su” comida deja de fabricarse repentinamente, cambia de fórmula o se ha agotado en la tienda. Por el contrario, el gato sibarita al que se le ofrecen varios tipos, marcas y sabores de comida al día o cuyo pienso cambia de semana a semana, puede también negarse a comer si por algún problema de salud tiene que limitarse de repente a su pienso dietético.
Hay un argumento más a tener en cuenta: el pienso “perfecto” que hemos encontrado, de calidad y al gusto de nuestro gato, puede tener algún exceso o defecto en determinada vitamina o mineral, por lo que no está de más cambiar de vez en cuando para compensar estos posibles desequilibrios.
Por todo ello, un término medio aristotélico podría ser en este caso el mejor consejo: es importante que el gato esté acostumbrado a cambiar de alimento, pero no tanto que rechace una dieta fija cuando deba hacerla. En cualquier caso, todos los cambios de dieta han de consultarse con el veterinario y realizarse paulatinamente, mezclando el alimento viejo con proporciones crecientes del nuevo hasta la sustitución total, ya que los cambios bruscos de alimentación pueden producir problemas digestivos.
Cuál es el mejor modo de alimentar a un gato con productos comerciales no es una pregunta, como hemos visto, que tenga una única respuesta correcta. La solución particular que cada uno adopte habrá de depender de las características de sus gatos (su edad, tipo de vida, estado de salud, gustos alimentarios, necesidades especiales...), el consejo del veterinario y, por supuesto, las posibilidades de su bolsillo.
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