Cuevas de Ajanta

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Cuevas de AjantaCuevas de Ajanta, grupo de unas 30 cuevas excavadas a los lados de un escarpado barranco cerca del pueblo de Ajanta, en el estado indio de Mahārāshtra. Fueron descubiertas en 1819 por soldados británicos y son famosas por sus frescos, aunque contienen también una importante cantidad de obras escultóricas. El conjunto está compuesto por una serie de monasterios (vihara) y santuarios (caitya) construidos entre los siglos II a.C. y VII d.C., fechas del nacimiento y la decadencia del budismo en India, respectivamente (véase Arte y arquitectura de India).Se han establecido varios criterios para la clasificación de este impresionante conjunto: por un lado, la propuesta de Percy Brown, que divide las cuevas teniendo en cuenta su pertenencia al budismo Theravada, construidas entre los siglos II a.C. y II d.C., o al budismo Mahayana, realizadas entre los años 450 y 642 de nuestra era. Philippe Stern propuso otra clasificación en cuatro periodos, atendiendo a las cuevas donde se ensaya el estilo, donde se forma, donde se desarrolla plenamente y, por último, las que muestran una evolución más tardía.Los históricos murales, que datan de entre el 200 a.C. y el 650 d.C., fueron realizados siguiendo una técnica similar al fresco. Primero se aplica una capa de mortero a base de arena, ladrillo y conchas machacadas; después se extiende otra con sustancias adhesivas (melaza, resina y cera); a esta le sigue una capa de cal para igualar la superficie, sobre la que se dibujan a lápiz negro de humo las líneas principales; por último, se repasan los contornos con lápiz rojo y se aplican los colores, en su gran mayoría ocres, rojos y amarillos; el blanco se consigue con conchas pulverizadas, y el azul, con lapislázuli.Los temas versan principalmente sobre los Jataka, historias de las vidas anteriores de Gautama (Buda), o sobre acontecimientos de su vida. Todas las pinturas reflejan el sentimiento de parentesco entre todos los seres vivos, tan importante en el budismo. Están realizadas con una sorprendente viveza, con gran riqueza de colores y con una consumada maestría, lo que hace de ellas el monumento supremo de la pintura budista en India. Las pinturas más importantes pertenecen al arte Gupta, realizadas entre los años 320 y 600 aproximadamente. En la vihara I se encuentra el famoso Bodhisattva del loto azul, situado en uno de los laterales que da acceso al santuario donde se encuentra una estatua colosal de Buda. Interpretado ya como Avalokitesvara o ya como Manjusri, esta figura destaca por su expresión de calma espiritual, naturalismo, dulzura y pureza, teñida de una triste compasión infinita.Esta pintura Gupta se desarrolló según el Sadanga o Seis principios pictóricos, un texto escrito en torno al siglo IV de nuestra era y que fue ampliado posteriormente con otros dos principios. El primero de ellos es el Rupa o ciencia de las formas; le siguen el Pramanio o sentido de las relaciones, el Bhava o ciencia del sentimiento, el Lavanna-Yojanam o sentido de la gracia, el Sadrisyam o ciencia de las comparaciones y, por último, el Vamika-Bhanga o ciencia de los colores. A estos seis principios se añadieron posteriormente el Rasa o quintaesencia del gusto, asimilable a la divinus afflatus romana, y el Chanda o sentido del ritmo.La escultura tiene también un especial desarrollo en estas cuevas. La mayor parte pertenece también al arte Gupta, y se repite el modelo del Buda de Sarnath: sedente, inmóvil, rodeado de pequeñas figuras que revolotean en torno suyo. Se advierte también una tendencia al colosalismo, y las figuras principales son siempre de mayor tamaño que el resto. Todas ellas presentan cuerpos finos y elegantes, con la típica flexión de la cadera apoyando sobre la pierna izquierda, que se conoce como tribhanga. Los temas son similares a los de la pintura, aunque en ocasiones se retoman motivos arcaicos, como el parinirvana o muerte de Buda y las tentaciones a las que le somete Mara. Las cuevas fueron declaradas, por la UNESCO, Patrimonio cultural de la Humanidad en 1983

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