Revista América Latina

Cuidado con el comunismo

Publicado el 05 diciembre 2010 por Gmobuelna

Cuidado con el comunismoMe ha parecido muy interesante conocer un poco más de la cultura china a raíz de la novela que estoy leyendo y tomar unas cuantas advertencias ahora que la Izquierda se prepara para ganar más espacios en México. Y ante las decepciones priístas de antaño y las recientes decepciones panistas, el voto por la izquierda mexicana no parece mala opción para muchos.

China fue el imperio del conocimiento y por ende descubrimientos hace unos milenios -tinta, pólvora, construcción, navegación, medicina tradicional, etc.-, todavía hace 500 años eran muy importantes, pero luego se vinieron abajo, el realidad el Socialismo nunca ha demostrado que es capaz de repartir la riqueza, al contrario incrementa la pobreza y eso demostró precisamente el siglo XX en el gigante asiático, en Rusia, Cuba, India, etc.

En un brillante ensayo que aún no ha sido traducido al inglés o al español, Li y su coautor, Guan Hanhui, echan por tierra la idea de que China estaba económicamente a la par con Occidente hasta por lo menos principios del siglo XIX. El Producto Interno Bruto per cápita, señalan, se estancó en la era Ming (1402-1626) y fue significativamente más bajo que el de la Gran Bretaña preindustrial. La economía de China seguía siendo abrumadoramente agrícola, donde los cultivos de baja productividad representaban 90% del PIB. Durante un siglo después de 1520, la tasa de ahorro nacional china de hecho fue negativa.

La historia de lo que Kenneth Pomeranz, un profesor de historia de la Universidad de California, denominó “la Gran Divergencia” entre Oriente y Occidente comenzó mucho antes.

Entre 1600 y 1800, China continuó estancándose y, en el siglo XX, incluso se contrajo, mientras el mundo angloparlante, seguido de cerca por el noroeste de Europa, se abría camino. Para 1820, el PIB per cápita de EE.UU. era el doble que el de China y para 1870 era casi cinco veces mayor; para 1913, la proporción era de casi 10 a 1.

A pesar de la dolorosa interrupción de la Gran Depresión, EE.UU. no sufrió nada tan devastador como la odisea de China de mediados del siglo XX: primero una revolución, luego una guerra civil y una invasión japonesa, seguidas de más revolución, una hambruna y aún más revolución (cultural). En 1968, el estadounidense promedio era 33 veces más rico que el chino, según cifras calculadas sobre la base de paridad de poder de compra (que contempla los diferentes costos de vida en ambos países). Calculado en términos actuales de dólar, el diferencial en su momento álgido llegó a ser de 70 a 1.

Así que si las nuevas propuestas gobernantes son hacernos comunistas hay que dejar de apoyarlos, China se está volviendo una potencia económica pero debido a que está tomando las prácticas que le funcionaron a Occidente:

Competencia: Europa estaba fragmentada políticamente y dentro de cada monarquía o república había múltiples entidades corporativas que competían.

La Revolución Científica: Todos los descubrimientos clave del siglo XVII en matemáticas, astronomía, física, química y biología se produjeron en Europa Occidental.

El imperio de la ley y el gobierno representativo: Este sistema óptimo de orden social y político surgió en el mundo anglosajón, basado en los derechos de propiedad y la representación de propietarios en legislaturas electas.

Medicina moderna: Todos los grandes avances en salud de los siglos XIX y XX, incluido el control de enfermedades tropicales, fueron logrados por europeos occidentales y norteamericanos.

La sociedad de consumo: La Revolución Industrial cobró fuerza donde coincidían la oferta de tecnologías que mejoraban la producción con una demanda de más y mejores productos más asequibles.

Ética laboral: Los occidentales fueron los primeros en combinar trabajo más extendido e intensivo con tasas de ahorro más altas, lo que permitió una acumulación de capital sustancial.

Esas seis “aplicaciones infalibles” fueron la clave para el ascenso de Occidente. La historia de nuestro tiempo es que “el Resto” finalmente comenzó a descargarlas, en un proceso que no fue nada fácil. Japón no tenía ni idea de cuáles eran los elementos cruciales de la cultura occidental y acabó copiándolo todo, desde la ropa a los peinados. Desafortunadamente, emprendieron la construcción de imperios en un momento en que los costos del imperialismo empezaron a superar las ventajas. Otras economías asiáticas, especialmente India, perdieron décadas sobre la premisa de que las instituciones socialistas de la Unión Soviética eran superiores a las de Occidente, basadas en el mercado libre.

Al mexicano promedio le falta más información de calidad, hemos crecido escuchando, viendo y leyendo las tonterías que Televisa y TV Azteca nos han metido en la cabeza, podríamos presumir de doctorados en TV Novelas y cuanta pendejada se le ocurre a estas dos televisoras nacionales, causantes junto con los políticos de la degradación educativa de los mexicanos.

Hoy que la izquierda se prepara para el cambio, cuidado, no es el modelo ruso el que necesitamos, no es el modelo cubano ni el venezolano, la mayoría de los habitantes de esos países lo tienen más complicado que los demás habitantes del planeta, requerimos reforzar mediante un enfoque menos drástico contra la población las seis aplicaciones mencionadas arriba, pero imposibles de buscar si no disminuimos los índices de corrupción en el país.

Las seis aplicaciones anteriores están tomadas del artículo de The Wall Street Journal.


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