El “efecto de adormecimiento” consiste en que en las comunicaciones persuasivas, el grado del cambio de actitud producido por alguien o algún medio de menor credibilidad aumenta de forma significativa cuando pasa un cierto tiempo tras la emisión del mensaje.
Inicialmente, los receptores rechazan el mensaje, al proceder de una fuente de baja credibilidad. Sin embargo, conforme pasa el tiempo, se produce una “disociación” en la memoria entre la información sobre la persona y/o medio de comunicación (de baja credibilidad) y el mensaje. Produciendo un “decaimiento diferencial” de tal forma que los receptores olvidan más rápidamente cómo era la fuente de la información que el contenido del mensaje, por lo que el mensaje termina influyendo en las actitudes sin ser reprimido por el hecho de proceder de una fuente no creíble.Por eso, es importante seleccionar que fuentes (personas y medios) queremos atender, porque todo, queramos o no, interviene, nos afecta.