Cuidados Básicos de la Piel en los Mayores

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Una correcta higiene y alimentación son las bases para mantener la piel sana e hidratada a cualquier edad, cobrando una especial importancia en las personas mayores, en las que la piel se debilita y se hace más susceptible a padecer lesiones e infecciones.

La nutrición e hidratación general del organismo juegan un importante papel en la salud de la piel. Las grasas de “buena calidad”, como los aceites de pescado, semillas o frutos secos, y una ingesta suficiente de líquido son la base para una piel flexible y resistente.

Algunos medicamentos, la exposición a sustancias químicas, el alcohol y el tabaco afectan negativamente al aspecto y condiciones generales de la piel.

Es fundamental una higiene correcta diaria con agua tibia, utilizando jabones con pH neutro y sin perfume, como los de avena, ya que quitan menos la grasa de la piel y respetan su protección natural. También es importante el secado correcto de la piel, para evitar que se reblandezca (maceraciones) y la aparición de infecciones (por hongos principalmente).

Hay pieles más delicadas en las que es coveniente utilizar tejidos naturales suave, y evitar la lana o el poliéster, que pueden ser irritantes. Además puede ser necesario en estos casos lavar con oleo-geles y aplicar tras la higiene, sobre la piel húmeda, una loción hidratante rica en aceites o cremas emoliente.

Es esencial la fotoprotección en cualquier época del año, a través de las cremas con filtro solar. Se debe adaptar el índice de protección al fototipo de piel del mayor, por lo que se recomienda aplicar una crema o loción a partir de un índice de 15. La piel a estas edades cuenta con menos protección natural y además es más susceptible a hiperpigmentarse, apareciendo manchas más oscuras que quedan de forma permanente.