Estos días de verano en pleno agosto nos expusieron al resultado de meses plagados de hidratos de carbono, comilonas ricas en grasa y meriendas generosas. Primero fue el mundial -que invitaba al atracón antes, durante y después de los partidos de Argentina-, y después vinieron las vacaciones de invierno con salidas, encuentros y más comida. La cuestión es que para much@s fueron un par de meses a pura caloría. Claro que al llegar septiembre empezamos a prestar atención a la señal de alerta de la balanza o a la ropa que ajusta demás y nos viene la locura por lograr recuperar terreno perdido lo antes posible.
Muchas veces me han preguntado acá y en otras redes qué hago para cuidarme; y la verdad es que no se trata de ningún misterio. A esta altura de mi vida, con casi 44 años -los cumpliré la semana próxima-, ya sé lo que debo evitar y cómo organizarme para disfrutar de todo sin sufrir. En principio intento cumplir con una alimentación sana.
Mi desayuno diario se compone de una tostada de pan integral o negro -me encanta el que viene con semillas- untada con queso crema light y mermelada bajas calorías de dos sabores diferentes para no aburrirme. Acompaño con mate, un vaso de Serecol y media fruta. Por lo general comparto con amore una pera, mandarina o kiwi. Si por cuestiones laborales me toca almorzar fuera de casa, siempre opto por menúes bajos en calorías, aunque cada tanto me tiento con algún combo de pollo en cualquiera de las dos opciones de fastfood más conocidas. Pero en general me alimento de verduras. Como se ve en la imagen, en la variedad está el gusto. Con esas opciones hervidas en la vaporiera preparo tartas o directamente las como así con un poco de aceite o mayonesa; revueltas con huevo o al horno.
La merienda es un tema sensible... Soy re golosa y en las épocas de desbande puedo arrasar con las facturas de membrillo -mi perdición- o con las galletitas rellenas -Tentaciones de chocolate y Pepas, vade retro-. Por eso cuando siento que me excedí en el consumo eso es lo primero que suspendo y lo reemplazo por algunas de estas opciones.
Mi otro pecado es el chocolate. Como recordarán Lucre me trajo dos tabletas enormes de su viaje por Europa, y aunque me comporto como si hubiera vivido en la II Guerra Mundial y lo parto en mil pedacitos, la verdad es que lo termino comiendo completo. Y bueno, ese es un vicio que me gusta mantener, pero que debo restringir si quiero cuidarme un poco. Lo mismo con la bebida. Tengo la suerte de que no me guste la cerveza así que evito las calorías que aporta, pero cada tanto tomo una copa de vino tinto con la cena o un trago de Gancia -con ingredientes, obvio-. ¿La clave? No abusar.
Por último y sobre todo, actividad física.Creo que ya les conté que soy re vaga para cualquier cosa que implique esfuerzo. En las clases de aero-local nunca la pasé bien, sea porque me costaba seguir la "coreo" como porque me agotaba de tanto levantar la pierna con tobillera para fortalecer los glúteos, y al final siempre terminaba abandonando. La solución fue pilates. Hace años que lo practico y los resultados están a la vista. Estoy mucho más tonificada, logré modelar algunas partes del cuerpo como cintura y piernas, y mejoré la postura -algo esencial para mí porque sufro de contracturas cervicales-. Así que jamás falto a mis dos clases semanales y pese a que comienzo a las 8 AM. en verano y en invierno, nunca me quejo.
Y eso es todo lo que hago. ¿Vieron que no hay misterios? Me reconozco una persona voluntariosa y constante, trato de ser paciente mientras espero que los resultados se concreten; busco gratificarme con algo cuando las cosas salen bien y no me privo excesivamente de nada de lo que me gusta porque ya sé que eso es peor. De todas maneras agrego que lo que hace que me sienta plena es poder disfrutar de lo que hago, y saberme querida y valorada por mis afectos más cercanos. Trato de embellecerme de adentro hacia afuera evitando la mala onda, los pensamientos y sentimientos negativos que no conducen a nada, viviendo y dejando vivir. Soy feliz transitando mi cuarta década, no quisiera ser más joven, acepto el paso del tiempo con naturalidad y aunque uso cremas para mejorar la piel, no corro carreras contra las arruguitas de los ojos ni la tonicidad muscular. Sonreír es mi mejor cosmética y nunca sentiré que abuso de ella aunque se me hagan líneas al costado de la boca, ja!
¿Y ustedes, qué hacen para estar bien? Cuenten sus tips, hagamos que los buenos hábitos cundan y que se vuelvan eso, hábitos. Nos leemos, disfruten del fin de semana:>