Revista Salud y Bienestar
Cuando la doctora Ángela López del hospital San Juan de Dios del Aljarafe me propuso hace unos meses participar con su equipo en una jornada sobre el cuidado con sentido no pude negarme. La iniciativa ponía el dedo en una de las yagas más delicadas del momento, la pérdida de sentido generalizada y global que también afecta al mundo de la salud.
En las últimas décadas las fuerzas del mercado y otras variables socioeconómicas han empujado con fuerza para convertir el valor de la salud en un producto mercantil. De este modo se crean productos y servicios consumibles basados en una deseo creciente de más y mejor salud. Este mercado tiene una alta rentabilidad, mueve ingentes cantidades de dinero y genera un interesante porcentaje de actividad económica. El problema es que estamos perdiendo el sentido de cuidar, tanto los gestores como los profesionales de la salud y los propios pacientes y familiares.
En la jornada que tuvo lugar el pasado 25 de abril participaron intelectuales de la talla de Francisco Alarcos y Francesc Torralba que enmarcaron el tema haciendo referencias a la historia de la medicina y a los retos que afronta una sociedad que centra la salud en el cuerpo olvidando el alma. La ciencia lleva tiempo produciendo grandes avances en el mundo sanitario centrada como está en lo mensurable pero ¿qué consecuencias tiene dejar atrás la dimensión existencial del ser humano, esa que no puede ser medida?
José Luis Bimbela ofreció su punto de vista de experto en comunicación. Es necesario mejorar la forma en que los profesionales sanitarios comunican para poder llegar a entender y acompañar debidamente el sufrimiento y la dificultad. Por mi parte añadí que parece necesario evolucionar el concepto bio-psico-social de las ciencias de la salud a una tétrada que incluya la dimensión existencial que tiene en cuenta los valores, prioridades, creencias, deseos y sentido de la persona en tiempo de enfermar. Si no somos capaces de mirar al ser humano en su totalidad será normal que con frecuencia los pacientes se sientan "no vistos" y se quejen de que sus profesionales de la salud "ni les miran".
La directora de enfermería Mercedes Vacas nos ilustró con abordajes hospitalarios de esta dimensión que se valen de musicoterapia, arteterapia, voluntariado y otras muchas opciones en las que los hospitales de San Juan de Dios son pioneros.
Queda mucho por hacer. El primer paso es reflexionar y tratar de entender qué se puede hacer para conseguir una asistencia sanitaria más humanizada, más integral y más completa. El reto es grande, es verdad que se requiere tiempo para poder ampliar una anamnesis apropiada pero también lo es que hace falta conciencia y voluntad para hacerlo.
Agradezco al comité organizador de las jornadas y a la dirección que las hizo posibles su sensibilidad y su esfuerzo para que los profesionales de la salud reencontremos el sentido del cuidado y podamos ayudar mejor al que padece.