El artículo Cuidar la Piel en el Cáncer aparece en consejos
El tratamiento del cáncer lleva consigo una serie de complicaciones dermatológicas que pueden ser minimizadas siguiendo una serie de cuidados preventivos y medidas paliativas.
Ya se han publicado unas directrices orientativas sobre los cuidados dermatológicos que se recomiendan en el paciente oncológico. Esta guía es una gran ayuda a la hora de hacer frente al tratamiento del cáncer. Cuando aparece esta enfermedad el paciente, después de atravesar una primera etapa en la que debe aceptar que está enfermo y que tiene que curarse, pasa casi de forma simultánea a otra en la que quiere saber qué debe hacer para mejorar y qué cuidados debe tener.
A través de guías específicas se puede informar de una serie de medidas que permitan a los pacientes a disminuir las complicaciones derivadas de los tratamientos oncológicos.
Una de esas complicaciones es la mucositis oral, un problema frecuente cuando se recibe quimioterapia o radioterapia en cabeza y cuello. La mucosa se vuelve roja y se acompaña de quemazón, unos efectos que hay que comunicar al médico y ante los que hay que extremar la higiene de la boca y hacer enjuagues tantas veces como se necesite para aliviar las molestias.
El tratamiento, o la propia enfermedad, también pueden producir xerosis cutánea o piel extremadamente seca, con una pérdida de elasticidad y brillo de la piel.
En esos casos se recomienda utilizar rompa amplia para evitar rozaduras y picor, hidratar al máximo la capa más superficial de la piel, evitar la pérdida de agua a través de la misma con hidratante oclusivas, y usar jabones oleosos, que respeten al máximo la capa protectora natural de la piel y ayuden a recuperarla.
La sequedad de la piel a veces puede causar prurito cutáneo, un picor en la piel que puede ir acompañado de escozor, y puede reducirse mediante una adecuada hidratación y/o con lociones específicas.
El tratamiento del cáncer también puede ir acompañado de ulceraciones, dermatitis irritativa, dermatosis por déficit nutricional, y de un aspecto que aparece en el pronóstico de todos los enfermos, la caída del pelo o alopecia inducida por la quimioterapia. Esta es casi siempre reversible y empieza a recuperarse al mes de suspender el tratamiento. Durante el tratamiento algunos enfermos optan por usar pañuelos o gorros, que deben ser de algodón para prevenir irritaciones del cuero cabelludo, o pelucas. Cuando la caída es parcial, o cuando vuelve a salir el pelo, es aconsejable lavar con champús neutros, hidratarse el cuero cabelludo y lavarse y secarse suavemente.
Las uñas también sufren los efectos de la quimioterapia. Se vuelven más frágiles, aparecen estrías y puede verse alterado el color y grosor. Hay que tener cuidado al cortarlas y proporcionarles la nutrición adecuada.