Hoy me ha dado que pensar el término "culebrones". Después de escuchar un conflicto, que se estaba dando dentro de una familia, una de las personas implicadas dijo “menudo culebrón”. Al decirlo me vino a la mente una culebra grande o una especie de dragón amenazante, que tenía liados a los que se estaban montando líos unos a otros. Me vino de ahí la pregunta de si quién inventó ese término lo acuñó teniendo en cuenta las connotaciones simbólicas de lo que es una serpiente, un ser perverso que enreda y confunde y que a la vez puede ponernos pruebas. Además, en el caso de los dragones, al luchar contra ellos conseguiríamos el tesoro que custodian. En el caso de las serpientes, parece ser que podrían estar ahí para liarnos y embrollarnos, pero quizás nos lían por algo que nos cueste ver o descubrir o porque nuestra propia sombra e inconsciencia se deja engañar por ellas…
Quién sabe…
A raíz de todo esto, me venían después las famosas frases de Rilke en las que dice:
“Quizá todos los dragones de nuestra vida son princesas que esperan solo es, vernos una vez hermosos y valientes. Quizátodo lo espantoso, en su más profunda base, es lo inerme, lo que quiere auxilio de nosotros”.
Es decir, que aquello que parece un dragón amenazante (ese “culebrón” del que hablé en un principio) sea en realidad una prueba para tomar consciencia de nuestra propia fragilidad y la de los demás, para ejercitar la compasión, la comprensión y el perdón y no enredarnos en malentendidos y confusiones (a veces tan difícil)…
Y ¿qué pasaría si detrás del dragón hubiera unos hilos escondidos de un Ser supremo que nos ama y sólo pretende entrenarnos, mantenernos fuertes y despiertos? Y ¿qué pasaría si cada prueba superada fuera estar cada vez más puliditos, relucientes y conscientes? ¿Qué pasaría si en lugar de ver en dragón en el otro nos diéramos cuenta de que también está en nosotros mismos y pudiéramos así vencerlo? ¿Y qué pasaría si detrás del dragón hubiese una gran herida que se protege dando sustos y mucho miedo?
Quién sabe…