Culpa, dirigida por Ibon Comenzana y protagonizada por Manuela Vellés es un apreciable ejercicio de cine de choque. La trama gira alrededor de una mujer que sufre una agresión sexual y decide aislarse en una cabaña en la montaña. Esa rústica vivienda de madera, en medio de la nada, en plena naturaleza -hermosa pero hostil-, en la que no hay cobertura de móvil ni contacto humano alguno, se convierte en la metáfora perfecta para expresar el miedo, la soledad, la vergüenza y la culpa de cualquier mujer tras ser agredida sexualmente, que no se atreve a afrontar el hecho traumático de lo que le ha pasado, ni a contárselo a nadie. A partir de esta premisa, la película se convierte en cine minimalista, casi sin diálogos y sin más objeto de interés que el personaje principal, que se ve obligada a enfrentarse a lo que le ha pasado. Culpa habla de miedos femeninos sobre la maternidad -y el aborto- y utiliza la naturaleza salvaje alrededor de la protagonista, el paso de las estaciones, el transcurso de la propia vida, como una extensión de ella, que se enfrenta a los elementos externos, pero también a la culpa que crece dentro de ella. Para lograr esto, la actriz Manuela Vellés aprovechó su embarazo real y las circunstancias de su cuerpo, como recurso plástico e interpretativo, para formar pareja artística y creadora con su pareja, Comenzana, que la acompaña detrás de la cámara. La película es un ejercicio de compromiso total con el cine, valiente y difícil de digerir para el espectador que tendrá que enfrentarse a tres o cuatro escenas muy duras en las que no hay concesiones. Culpa es una experiencia extrema de cine-verdad, quizás no apta para todos los públicos, pero desde luego un esfuerzo valiente y digno de reconocimiento. Se puede ver en Filmin.
Revista Comunicación
Culpa, dirigida por Ibon Comenzana y protagonizada por Manuela Vellés es un apreciable ejercicio de cine de choque. La trama gira alrededor de una mujer que sufre una agresión sexual y decide aislarse en una cabaña en la montaña. Esa rústica vivienda de madera, en medio de la nada, en plena naturaleza -hermosa pero hostil-, en la que no hay cobertura de móvil ni contacto humano alguno, se convierte en la metáfora perfecta para expresar el miedo, la soledad, la vergüenza y la culpa de cualquier mujer tras ser agredida sexualmente, que no se atreve a afrontar el hecho traumático de lo que le ha pasado, ni a contárselo a nadie. A partir de esta premisa, la película se convierte en cine minimalista, casi sin diálogos y sin más objeto de interés que el personaje principal, que se ve obligada a enfrentarse a lo que le ha pasado. Culpa habla de miedos femeninos sobre la maternidad -y el aborto- y utiliza la naturaleza salvaje alrededor de la protagonista, el paso de las estaciones, el transcurso de la propia vida, como una extensión de ella, que se enfrenta a los elementos externos, pero también a la culpa que crece dentro de ella. Para lograr esto, la actriz Manuela Vellés aprovechó su embarazo real y las circunstancias de su cuerpo, como recurso plástico e interpretativo, para formar pareja artística y creadora con su pareja, Comenzana, que la acompaña detrás de la cámara. La película es un ejercicio de compromiso total con el cine, valiente y difícil de digerir para el espectador que tendrá que enfrentarse a tres o cuatro escenas muy duras en las que no hay concesiones. Culpa es una experiencia extrema de cine-verdad, quizás no apta para todos los públicos, pero desde luego un esfuerzo valiente y digno de reconocimiento. Se puede ver en Filmin.