La estrategia es tan antigua como lo es la raza humana. Usted también puede buscar culpables para justificar toda la adversidad que le rodea.
Hacerlo puede resultar beneficioso para nuestro juego exterior. Después de todo, la existencia de culpables nos ayuda a declararnos inocentes ante todas las circunstancias adversas. Sin embargo nos obliga a llevar un comportamiento, nada deseable, dirigido a apartar de los demas aquellas sospechas de culpa que recaen en nosotros para desviárselas a los culpables (reales o imaginarios) que hemos elegido.
Respecto a nuestro juego interior, la existencia de culpables es un bálsamo para nuestra consciencia. Nos instala en la idea de que somos inocentes de todas las calamidades a las que nos enfrentamos. Pero esa idea está unida a la impotencia y al juego de la víctima. Cuando nos declaramos inocentes de la adversidad que nos rodea nos hacemos también incapaces de encontrar soluciones y alternativas para salir de ella.
Es posible que usted no sea el culpable de todas esas tempestades a las que se enfrenta. Pero muchas de ellas son el resultado de cadenas de acontecimientos donde los que ha sí intervenido por acción u omisión. Negar su contribución no es buena idea. Sólo cuando deje de hacerlo podrá encontrar soluciones, crear alternativas y poner en marcha salidas hacia un futuro mejor. De la culpa a la responsabilidad sólo hay un paso. Pero no son la misma cosa.