Entre la pereza inherente al tempo estival y la escasez de aire que hemos venido sufriendo durante lpos últimos seis días no he podido evitar hacer algo más propio de Gunillas con larga ristra de títulos nobiliarios que de una ciudadana de a pie como yo: empezar la semana en viernes.
O, al menos, la semana literaria, internauta y blogeril porque lo cierto es que sí he hecho alguna otra cosa esta semana encontrándose entre mis actividades más destacadas el deporte conocido como buscar una postura en el sofá que exponga máxima superficie al fresco, especialmente en la variante técnica de no me hagas moverme que me canso salpicada con ciertas pinceladas de me sudan hasta las pestañas.
Por suerte (sí, sé que hay gente que me odiará por decir esto) ayer llovió y en mi casa/ático/trastero reformado por fin podemos volver a respirar sin miedo a desvanecernos por una ajada de tensión. Así, y sin más excusas en el bolsillo, vengo hoy con una sección que tenía un poco olvidadilla para hablaros de lo que ha sido un clásico en mi tocador desde que empecé mi época de fan cosmética: los Box O'Powder de Benefit.
No es ningún secreto que muchas de las creaciones de esta marca estadounidense hacen las delicias de mi tocador y la ruina de mi bolsillo pero, si tuviera que elegir solamente un producto suyo para llevarme a una isla desierta, sin duda serían las preciosas cajitas cuadradas de cartón tan características de sus stands.
En sí, los Box O'Powder más que un producto son una filosofía de vida pues entre su amplia gama de delicias cúbicas encontramos coloretes, polvos bronceadores y un par de ellos que podrían servir como polvo multi uso para aplicar por todo el rostro a modo de sellador de la base. Entre mis posesiones (mas preciadas) se encuentran:
Bella Bamba: un colorete no apto para tímidas con un potente tono rosa/frambuesa y un acabado brillante que destaca las mejillas y le devuelve la vida al rostro más apagado. Como puede verse por el triste estado de conservación del packaging éste fue mi primer colorete de Benefit y mi gran aliado durante mucho tiempo. me gusta, especialmente, emplearlo en looks tipo Pin-Up pues su potente colorido y su gran pigmentación hacen que el color siempre destaque en el rostro. Un buen eyeliner y un rouge intenso son los únicos acompañantes que necesita para devolver la vida a la tez más apagada y melancólica.
Hervana: Los orígenes de este colorete no los tengo del todo claros. Creo tener un vago recuerdo de comprármelo en uno de estos raros (y ya olvidados) días en que me encontraba con un extra de capital buscando una inversión en maquillaje. En cualquier caso, de puro churro o no, esta sí que sí es la joya de mi corona pues el colorete que más uso y aquel del que nunca me aburro. Las claves de su éxito, un sútil tono entre melocotón y rosa pálido muy favorecedor para cutis claros, que va con todos los looks y que siempre es una buena opción. Al contrario que el Bella Bamba, el Hervana no destaca, complementa. Donde el primero se afirma en rotundidad sobre las mejillas, éste no hace sino acariciarlas recordando al sutil rubor natural que surge ante la visión del ser amado o, en mi caso, ante un pastel de chocolate. Simplemente divino.
Los swatches están cargados a conciencia para que distingáis mejor los tonos
Rockateur: Mi última adquisición y por tanto ya registrada en la crónica del blog. Este colorete, que fue un regalo de Navidad de mis tíos, rivaliza con el anterior en cuanto a tono, adecuación y sensualidad. Con un acabado más satinado que lo podría acercar a simpre vista a un iluminador, el color rosa palo tira en mis mejillas un poco al tostado dejando en mi piel un atisbo de color que bien podría parecer un tímido tono de sol. Por sus características, este colorete también lo he usado profusamente ya que es igualmente sutil, neutro en tonos para ir con cualquier look y favorecedor para pieles claras. A parte del tono en sí, bastante diferente del Hervana, diría que la principal diferencia entre ambos es que el Rockateur tiene una pigmentación modulable, es decir, aunque aplicado normal sea muy sutil podemmos insistir con la brocha hasta lograr un color muy visible mientras que con el Hervana esto es prácticamente imposible.Como veis, los tres me encantan y no descarto hacerme con más en un fututo pues, sin duda, me parecen una apuesta de lo más acertada a la hora de construir fondo de neceser/tocador/maletín. La única pega, al igual que con casi todo lo bueno, es que no son precisamente baratos, pues rondan los 30 euros cada uno. Obviamente, con lo que dura un colorete (bien podrían ser eternos) no cabe duda de que son una gran inversión pero reconozco que el momento de soltar los billetes y que te den a cambio una cajita que te cabe en la palma de la mano es, cuando menos, doloroso. No me quiero ni imaginar lo que tiene que ser comprar algo en Tiffany's!
Y con esto y poco más me despido hasta la próxima deseándoos un estupendo fin de semana. Hasta pronto!