¿Cultura?

Escribía un conocido articulista en recientes fechas, varias entregas sobre una supuesta entrevista sostenida con un banquero, que explicaba al susodicho, los problemas de nuestra economía actual, de los que el más importante, era la educación. En este espacio hemos defendido siempre la cultura del esfuerzo y el sacrificio, contra la del “todo vale”, que impera en la mayor parte de los centros de enseñanza, sustentada en leyes promulgadas tanto por gobiernos socialistas como populares. La majadería de considerar delito atizar una colleja a un chiquillo díscolo es el colmo del despropósito, sancionado legalmente sin que se movilizase la sociedad en contra de una norma tan absurda, probablemente anestesiada por el cúmulo de injerencias en la vida particular de la ciudadanía, acostumbrada a las prohibiciones en nombre de la libertad. El humor de Esteban es tan ácido como real: Los mensajes de texto a través del móvil fueron una de las primeras fuentes de la nueva ortografía, con el uso indiscriminado de la “k” y la eliminación de las vocales; la tolerancia con la ortografía en los planes de enseñanza facilitó la aceleración del proceso, identificando a la “y” con la “ll” y así, sucesivamente, con la pasividad de unos y la connivencia de otros. Los progenitores defienden a sus hijos ante el profesorado, en vez de colaborar con los educadores en su trabajo, de modo que éstos se ven obligados a luchar contra la estulticia de los alumnos por obligación laboral, y contra la de sus padres por añadidura. Haremos una nueva ortografía y, a este paso, un nuevo país, pero mucho me temo que pocos europeos aspirasen a vivir en él.