Un mes después (no tengo vergüenza...¡ni tiempo de nada!) regreso para comentaros mi última escapadita a Burgos. Este finde pude disfrutar de un par de días de desconexión que se han convertido en culturales a más no poder. ¿Sabíais la de cosas que tiene para visitar Burgos? Yo ya había estado en otras ocasiones, pero a parte de ver su catedral, poco más había hecho.
En esta ocasión pudimos por fín visitar el Museo de la Evolución Humana. Este museo de Burgos entronca directamente con los yacimientos de Atapuerca y sus más importantes descubrimientos. El principal de los hallazgos, el famoso cráneo de Miguelón, está aquí expuesto recibiendo el lugar que se merece en la historia. Huesos de los primeros habitantes de Europa que se pueden ver a escasos centímetros. Impresionante. El resto de la exposición es una explicación y recorrido por la historia de la humanidad, con instalaciones contemporáneas e interactivas bastante interesantes.
Al día siguiente, depués de ser partícipes también de la noche burgalesa, nos dirigimos al Monasterio de Las Huelgas, completamente desconocido para mi hasta estonces. Como ya habíamos recorrido el centro histórico por todos lados, la señorita de información turística nos dio la fantástica idea de acercarnos hasta este complejo medieval. Es una cambio de aires total a un kilómetro escaso del centro, como un viaje al pasado tan sólo interrumpido por los retazos de tecnología y automoción que nos encontrábamos. El monasterio sólo lo vimos por fuera, pero fue suficiente para comprobar la belleza de un lugar tan cercano como lejano al mismo tiempo.
Finalmente decidimos subir al cerro de San Miguel y visitar el Castillo de Burgos. Se trata de las ruinas de un viejo castillo, desde donde se tienen las mejores vistas de la ciudad. No hay mucho que ver, la verdad, pero sí merece la pena pagar la entrada a las galerías subterráneas excavadas para atacar la fortificación durante el Siglo XV. Nos pusimos nuestros correspondientes cascos y nos adentramos en una especie de minas, viendo las trampas y peligros existentes, e imaginando encarnizadas batallas bajo tierra entre los atacantes y los defensores del castillo. Perturbador.
En definitiva, Burgos es una ciudad culturalmente cautivadora.