Revista Opinión

Cultura Visual: Un Mundo Tecnológico Emerge

Publicado el 23 agosto 2019 por Carlosgu82

El Mundo de la Imagen

Ya sabemos el proceso que ha llevado la imagen a través de la tecnología y los medios de comunicación, así como la publicidad y la internet, de modo que muchas personas no saben distinguir lo que realmente es una imagen, pues para su ojo acostumbrado (en especial para las nuevas generaciones) no existe algo que no lo sea. Incluso, se ha perdido el interés en diferenciar lo que es productivo (o bueno) y lo que no tiene utilidad (o lo que se podría considerar malo).

La comprensión, la contemplación, el análisis de lo que vemos a diario, ¿Tiene un espacio importante en nuestra vida? Si a cada instante, cada imagen que se pasa por nuestra mente o frente a nosotros (como una simple publicidad televisiva), nos motiva más a ignorarla, a aceptarla tal cual y como es sin proponer una mejora o quizá sólo para buscarle una especie de sentido más allá de lo que vemos. Pues una imagen que puede expresar más que mil palabras basta para asimilar lo que necesita comunicar, y parece que no es necesario rebuscar dentro de ella para hallar algo más.

Sin embargo, no es algo que podemos tomar a la ligera. Los procesos que van de la mano con los descubrimientos e invenciones de la tecnología a través de la historia han traído como consecuencia la verdad acerca de la imagen, pues a cada segundo que pasa en nuestra vida diaria muchos usuarios en simultaneidad publican en la red millones de imágenes, sean copias o creaciones innovadoras, que pueden o no llegar a nosotros con sólo abrir el muro de Facebook o Instagram en la mañana. Precisamente por ésta razón es que no puede ser cualquier cosa.

Y es que el acceso que se tiene hoy en día para con la imagen no tiene límite. Cualquier individuo con un dispositivo capaz de generar y producir imágenes al instante (celulares, computadoras, tablet, laptop) tiene el poder de llevarlo a cualquier parte del mundo. Así como un meme, un video en Youtube, una fotografía del amanecer, o algo tan tonto como un chiste de mal gusto.

No hay forma de oponerse al cambio tecnológico, a la evolución que el avance nos somete día a día, y mucho menos a detenerse enfrente de una imagen. Sin embargo, que muchos tengan acceso a la fácil producción de imágenes no garantiza que el resultado obtenido sea de calidad o de índole artística. Esto conllevaría al cuestionamiento lógico de hasta qué punto sería actualmente la fotografía un arte en sí mismo, cuando se es tan sencillo obtener resultados al alcance de la mano y en cuestión de segundos.

Se ha democratizado tanto la fotografía digital que ha transformado a gran escala nuestra cultura, la manera en que nos miramos a nosotros mismos y cómo nos proyectamos al futuro, la forma en que observamos al mundo y cómo influye este en nuestras vidas, y el cómo nos hacemos visibles ante los demás, para darnos a conocer si es que acaso hay algo que deseamos comunicar o llevar a cualquier rincón del planeta.

Es probable que difundir imágenes de nosotros mismos a través de las fotografías digitales se haya convertido en una necesidad profunda de mostrarse a los demás de la mejor manera, es por ello que se excusa a tanta gente gastando su tiempo en horas de ejercicio, en cirugías plásticas, en dietas tortuosas para adelgazar o en aumentar la masa muscular.

Quizá éste proceso Visual instantáneo sea la razón por la cual cada generación naciente tenga sus creencias fijadas en lo superficial (o en lo que se ve a simple vista), de modo que genera prejuicios negativos o positivos de una persona sólo por cómo se ve, cómo se viste, o cómo se expresa con las manos. Tal vez por esa razón es que la educación se ha visto obligada a presentar películas, videos, proyecciones y hasta fotografías para no perder la atención de los estudiantes. Pues cada nueva generación es más visual que la anterior.

Las redes sociales es la nueva forma de demostrarle a nuestro prójimo que existimos, pues básicamente vivimos a través de ellas, y no formar parte de ese círculo es sinónimo de rareza sin importar que se trate de una rebelión o liberación tecnológica.

Todo en nuestra vida se ha modificado a favor de lo visual: lo que vamos a comprar, lo que vamos a comer, nuestra forma de vivir, y hasta lo que queremos vestir. De hecho, las personas más influenciadas por éste mundo parecen estar programadas para imitar todo lo que ven, comprar todo lo nuevo que sale a la venta y criticar al que no haga lo mismo.

Curiosamente, nuestro entretenimiento y nuestra manera de pensar se han adaptado a esas creencias, al punto de que ya forma parte de nuestra cultura y somos criados con los paradigmas que ya todos conocemos y que no es necesario recalcar. Pues “la función de la cultura es dotar de sentido al mundo y hacerlo comprensible”, organizar y programar una sociedad capaz de mantenerse y adaptarse a los cambios.

Es por ello que nuestra cultura se caracteriza por el dominio visual en la vida cotidiana. Afecta la forma en que entendemos las cosas, la forma en que vemos y sentimos, generando prejuicios y dogmas. Sin embargo, la imagen material no es la única que existe, y por material nos referimos a todo lo que puede ser visible por nuestros ojos…

También es importante recalcar el mundo de la imagen mental, o la visualización, saber hasta qué punto nos puede afectar lo que vemos en nuestro día a día, o cómo podemos generar imágenes a través de la imaginación. Pues la forma en que nuestras ideas se organizan con un fin en específico parece que no tiene fronteras, más allá que nuestra propia creatividad.

La imagen virtual y la material no habrían tenido lugar en el mundo físico si no hubiera partido en primer lugar de la visualización o la imagen mental, la idea primigenia. Incluso, toda buena acción debe partir de la genialidad de ésta última.

En retrospectiva todo es producto de la imagen mental: un punto filosófico, un partido político, una pintura, un dibujo, una fotografía (aunque lleve menos tiempo su ejecución), la elaboración de un producto o el inicio de una empresa. Casi todo, por no generalizar en casos que estén fuera de mi conocimiento, es producto de la imagen mental (o visualización).

Pero esto no quiere decir que el caso no pueda llevarse a la inversa. Una imagen nos puede hacer entrar en un debate interno tan profundo como cualquier aspecto filosófico leído en un texto. Incluso, el uso de las imágenes puede inspirar, enseñar, y controlar a un grupo específico de personas para un objetivo. Una pelicula puede cambiar nuestra perspectiva sobre la vida o el amor y una fotografía nos puede ayudar a acabar con un dilema o empezarlo, si es necesario.

No obstante, las imágenes pueden manipularse por un gobierno precisamente para transformar un ideal: como por ejemplo el muy nombrado partido Nazi y su dirigente Adolf Hitler, que había programado una especie de anuncio para antes de proyectar una pelicula en los cines en donde se podía ver a los judíos en los campos de concentración compartiendo una buena cena, en tardes de recreación y en trabajos incapaces de atentar contra la vida de los antes mencionados, mientras que la realidad era otra, si no era todo la contrario. Precisamente, para manipular a las masas y generar en las mentes de las personas una falsa creencia acerca de lo que sucedía realmente.

No sabemos hasta qué punto es real lo que vemos, pues todo puede ser manipulado desde el principio, desde que fue creada la imagen. Es por esto que no es muy fiable el dicho común: “Ver para creer”, sin embargo, Gombrich, no opina de la misma forma al afirmar que “No hay ojo inocente” en el sentido de que lo que vemos no es independiente de lo que sabemos o creemos, es decir, de los conocimientos previos al asunto. Por ejemplo, es un hecho lógico que los cerdos no tienen la capacidad de volar, pero puede que exista un video rondando por las redes en donde se pueda ver a uno ejecutando esa acción como si realmente fuera probable.

Existe la posibilidad de que alguien que nunca haya visto un cerdo en su vida o que simplemente crea en que si pueden volar, vea dicho video y lo acepte sin importar lo absurdo que pueda ser. La razón es porque no tiene conocimientos acerca del tema, o porque tiene una fe arraigada a la probabilidad de que un animal porcino realmente pueda volar.

Del mismo modo ocurre con un creyente absoluto en el cristianismo o el catolicismo, que se deje engañar al ver a una imagen de yeso llorar en alguna procesión, sin sospechar que tal vez se trate de un engaño para atraer más personas al grupo, o simplemente para generar más ingresos a la parroquia.

No cabe duda de que nuestras creencias puedan afectar en lo que vemos; y que lo que vemos puede afectar en nuestras creencias, así como también aquello que desconocemos puede darnos un impulso a creer en lo que vemos; y lo que vemos puede enseñarnos aquello que no conocemos.

Es tal vez que por lo explicado anteriormente, lo visual sea “una práctica que tiene que ver con los modos de ver” (según Nicholas Mirzoeff), mientras que esa forma de ver está influenciada con la cultura en la que vivimos a diario y que genera en nosotros determinadas creencias y conocimientos, como sostiene Gombrich.

Todo esto querría decir que dependiendo de nuestros conocimientos y de nuestras creencias llevadas a la práctica a diario, puede afectar notablemente el modo en que vemos todo lo que nos rodea en una sociedad invadida por la cultura visual y por el abarrotamiento de información que recibimos a través de las imágenes tanto materiales como virtuales, y sobretodo, mentales.

Pero, ¿Puede existir la posibilidad de que nuestras creencias cambien con el tiempo para obligar a ésta novedosa institución tecnológica a transformar el modo en que sean apreciadas las imágenes en nuestra cotidianeidad? O quizá ¿Muchas de las imágenes que son detalladas de mala manera en nuestros días puedan cambiar la mentalidad de tantas personas al punto de modificar nuestra sociedad? Las posibilidades son infinitas, el tiempo prácticamente ilimitado, las creencias cada vez más aferradas al futuro y al crecimiento de la cultura visual.

Se puede estar casi seguro de que las formas de entender y apreciar las imágenes que a diario se nos presentan nos van a comprometer a encontrar la mejor forma de interpretarlas, a pesar de su poca complejidad la fotografía nos demuestra con cada día que pasa que la perspectiva de las cosas como las vemos normalmente nunca acaban de sorprendernos.


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