Introducción
A pesar del surgimiento de la escritura, la mayoría de científicos conoce poco o nada del período anterior al año 3000 a.n.e. debido a un célebre acontecimiento: el Diluvio. Por otro lado, las tablillas halladas que enumeran una lista de los reyes sumerios, alargan los reinados de sus protagonistas a períodos extraordinariamente largos, lo cual sólo amplía la problemática en torno al antepasado, el origen y los primeros siglos de existencia de los sumerios. Sin embargo, pesar del espeso velo que se cierne sobre este período, las investigaciones arqueológicas, antropológicas e históricas continúan develando misterios. En este nuevo capítulo dedicado a la cultura sumeria, haremos un repaso de sus reyes y la aparición de los acadios.
1. Los reyes sumerios
En el capítulo anterior, mencionamos las interrogantes en torno al período ubicado entre los años 3000 y 2800 a.n.e., durante el cual los documentos dejados por los pueblos de Mesopotamia, siendo el preponderante el sumerio, parecen desconocer gran parte de su pasado; así, el misterio de la vida de sus ancestros, provocó el surgimiento de muchas leyendas y mitos que se mezclan con el relato bíblico del Diluvio. Las tablillas que enumeran la lista de los soberanos que reinaron en el hipotético período antediluviano, sólo arrojan regímenes muy prolongados, lo cual ha desembocado en dos posturas: por un lado, los creyentes judeo-cristianos declaran que dichas fuentes se refieren a los patriarcas bíblicos, contando desde Adán, el primer hombre, hasta Noé, quien se salvara del Diluvio; asimismo, la mención de vidas extremadamente largas coincide con las historias halladas en el libro bíblico Génesis, aunque no son exactamente iguales. Por su parte, la segunda postura le otorga a las tablillas un carácter meramente mítico e incierto. Sin embargo, tanto la Biblia como las tablillas trascienden la naturaleza de fuentes, pues podemos citar los datos legados por el filósofo y sacerdote Beroso (siglo III d.n.e.) en su obra Babiloniaca, también conocida como Historia de Babilonia.
1.1. Período Proto-dinástico sumerio: Los reyes antediluvianos o legendarios.
a. Las diversas fuentes y listas que los expertos establecen nos hablan de diez soberanos, que vendrían a coincidir con los diez patriarcas bíblicos:
Adán-Set-Enós-Cainán-Mahalael-Jéred-Enoc-Matusalén-Lamec-Noé.
b. La siguiente lista está basada en la Colección Schoyen (extraída de la colección de libros del noruego Martin Schoyen, poseedor de alrededor de 13 mil manuscritos de la antigüedad).
Alulim; Alalgar; Ammi lu ana; En mengalana; Dumuzi; Meduranki; Enzipazianna y Ubar tutu.
En teoría, cada uno de estos patriarcas gobernó durante períodos exageradamente largos, en tiempos previos a la llegada del Diluvio. Sin embargo, sólo existen ocho monarcas, y la cronología se debe cernir únicamente a este número; este hecho genera un problema de coincidencia con respecto a los diez bíblicos.
c. La siguiente lista está basada en la IBSS (siglas en inglés del Instituto para Estudios Bíblicos).
Alulim-Alalgar-Kidunu-Alima-Enmeluana-Dumuzi-Ensipaziana-Enmendurana-Sukuriam-Ziusudra.
Esta lista coincide con los diez patriarcas bíblicos, y las fechas de gobierno se siguen manteniendo exageradamente largas. Así, por ejemplo, el primer rey, Alulim, habría gobernado durante un período de 28.800 años. Enmenluana tiene el reinado más largo, permaneciendo en el poder durante 43.200 años. El último de estos gobernantes, Ziusudra, equivalente al Noé sumerio, reinó alrededor de 33 mil años, si es que establecemos la cifra del Diluvio entre el 3000 y el 2800 a.n.e.
d. Según la lista basada en las fuentes extraídas de la ciudad de Nippur tenemos:
Aloros; Alaparos; Amelon; Ammenon; Amegalaros; Daonos; Amempsinos; Euedorachos; Opartes; y Xisuthros.
e. Finalmente, tenemos una lista basada en evidencia hallada en la ciudad de Borsippa, fuente de información del sacerdote babilonio Beroso el caldeo. Esta lista mezcla los datos míticos con información acerca del primer hombre, la creación, y la llegada de la civilización. Los reyes enviados por el dios Enki con el fin de civilizar a la humanidad vendrían a ser:
Alorus o Alulim; Alalgar; Enmenluana; Enmengalana; Megalaros; Dumuzi; Enmendurana; Ensipaziana; Ubar tutu; y Xisutros.
1.2. Conclusión de la etapa antediluviana
Tomando como referentes la evidencia geológica y arqueológica, la mayoría de los investigadores establecen la llegada del Diluvio durante el período ubicado entre los años 3000 y 2800 a.n.e. Asimismo, se instaura la presencia de los reyes, generalmente diez, con nombres similares y se vinculan con los patriarcas bíblicos. Asimismo aunque la mitología sumeria guarda grandes similitudes con los relatos bíblicos, los científicos no han establecido si esta cualidad sirve para reforzar la tradición judeo-cristiana de las Escrituras, o para continuar con una óptica escéptica y mucho más rigurosa para descifrar el orden de los acontecimientos: ¿Fue la Biblia la que se inspiró en la literatura oral o escrita de los sumerios, o sucedió lo contrario? Esta pregunta permanece sin respuesta. Por otro lado, las fechas de los patriarcas de las diversas listas disgregan en gran medida. Algunos inician su gobierno decenas de milenios antes o después que otros. Sin duda alguna, la identidad y reinado de los reyes antediluvianos sumerios continuará en la incógnita, quizá por siempre…
1.3. La segunda etapa proto-dinástica: los reyes mitológicos post-diluvianos
En esta etapa, los reyes sumerios se agrupan en tres dinastías que corresponden a tres ciudades: Kish la que registra los regentes más antiguos, Uruk y Ur.
1.3.1. Primera dinastía de Kish
La urbe de Kish tuvo el gobierno y el ejercicio de poder más llamativo y estable de la época posterior al Diluvio. Las investigaciones apuntan a que el primer monarca comenzó su gobierno entre el año 2900 o el 2800 a.n.e. La información de los nombres de los reyes es la siguiente:
Ngushur; Kullassina-bel; Nangishlishm; En-Tarah-Ana; Babum; Puannum; Kalibum, Kalumum; Zuqaqip; Atab; Mashda; Arwium; Etana; Balih; En-Me-Nuna; Melem; Barsal-Nuna; Zamug; Tizqar; Ilku; Iltasadum; Emenbaragesi, quien conquistó Elam; y finalmente Aga.
La lista de soberanos con reinados larguísimos continúa; así, Etana había gobernado por un período de 1500 años, mientras que Ngushur, Barsalnuna y Iltasadum gobernaron por espacio de 1200 años. Evidentemente, si la propia existencia de la mayoría de estos reyes es considerada como mítica, mucho menos se toma en cuenta sus respectivos períodos de gobierno. Si esta dinastía surgió hacia el año 2900-2800 a.n.e., los científicos creen que el último de ellos, Aga, gobernó hasta el 2600 o el 2500 a.n.e. aproximadamente. Sin embargo, dentro de toda la lista, solamente la existencia de Emenbaragesi (también llamado Mebaragesi), y su hijo Aga, ha sido históricamente comprobada. Sin embargo, la extensión de sus regímenes, entre 900 y 625 años, sigue suscitando dudas en los investigadores. El nombre del gobernante Mebaragesi, quien habría construido un templo imponente, ha aparecido en dos fragmentos de alfarería hallados en Nippur; estos restos arqueológicos han pasado a ser conocidos como la Tummal Chronicle sumeria. Sin embargo, a pesar de estas evidencias, no existen datos claros acerca de la vida de este gobernante, pues además haber subyugado el país de Elam, se le conoce mayormente como el padre de Aga. Sobre este último, sólo se sabe que sitió Uruk, pero su nomnre aparece en otros textos sumerios, siempre como hijo de Mebaragesi; las constantes referencias a su ascendencia refuerzan la teoría de su existencia. Por su parte, existe otro rey, llamado Mesalim, fuera de las listas, de cuya existencia se sabe poco o nada, pero que habría gobernado cuando Kish se hallaba en decadencia y fue avasallada por el primer rey sumerio de Ur, Mesanepada.
1.3.2. Primera dinastía de Uruk
Meshkianggasher; (de quien se dice, desapareció en el mar); Enmerkar, fundador de Unug; Lugalbanda; Dumuzid; Gilgamesh; Ur-Nungal; Udul-Kalama; La-Ba’shum; En-Nun-Tarah-Ana; Mesh-He; Melem-Ana; y Lugal-Kitun.
Al igual que los gobernantes de las listas anteriores, estos reyes protagonizaron gobiernos extremadamente largos (las fuentes sumerias señalan que Lugalbanda gobernó por 1200 años); sin embargo, a partir del rey Ur-Nungal, se puede apreciar un descenso en el tiempo de gobierno, y así, los regímenes de estos reyes no pasan de las cuatro décadas. La primera dinastía de Uruk fue creada por el primer rey de esta región, Meshkianggasher, y compitió con Kish. El monarca habría legado un régimen de sólidas bases, además de figuras como los como sumos sacerdotes y los reyes supremos. El nombre de este rey es conocido por una célebre inscripción que reza: “Meskianggasher ganó al mar y desapareció en las montañas”, de lo que se puede concluir que el monarca se habría apoderado del territorio situado entre el mar Mediterráneo y los montes Zagros, posible escenario de su muerte. Su sucesor, Enmerkar, se habría enfrentado a la ciudad de Aratta, ubicada sobre la antigua Persia, y sería el fundador de la ciudad de Uruk como tal, así como de uno de sus templos más importantes. A continuación debemos nombrar a Lugalbanda, un rey cuya huella se confunde con la mitología sumeria, lo cual le ha restado veracidad histórica a su existencia.
Así llegamos hasta el célebre Gilgamesh, también conocido bajo el apelativo de Istubar, probablemente uno de los más célebres reyes sumerios, gracias a la epopeya que lleva su nombre; asimismo, la figura de este monarca aparece en una de las obras literarias más antiguas que existen. A Gilgamesh se le atribuye la construcción de las murallas de Uruk, las más antiguas de Sumeria, y el avasallamiento de Nippur, el centro religioso más descollante de la época. Empero, a pesar de que los historiadores ven a Gilgamesh como un ser más mítico que real, la epopeya que lleva su nombre apunta que este monarca fue coetáneo de Aga de Kish, quien viviera alrededor del año 2600 a.n.e. A este rey le siguen otros de menor importancia, tales como Ur-nungal, Udul-kalama, La-bashum, Enuntarana, Meshe, Melemana y Lugalkitun, quien pone punto final a la Primera Dinastía de Uruk.
1.3.3. Primera dinastía de Ur
Las causas de la decadencia de Uruk son desconocidas, pero como resultado, la preponderancia pasó a la célebre Ur, tierra del patriarca bíblico Abraham. Esta urbe se ubicaba en las cercanías de la unión entre el Tigris y el Éufrates, los cuales, poco después, desembocaban en el Golfo Pérsico. Su privilegiada ubicación le dio a la metrópolis una posición importante, que la enriqueció rápidamente. La línea dinástica de esta ciudad es más corta:
Mesheanepada habría sido el primer rey de Ur, y gobernó alrededor de ochenta años. El monarca combatió a Gilgamesh, derrotó al rey Mesalim y conquistó su ciudad, Kish. Tras hacerse con esta urbe, Ur pasó a ser la ciudad preponderante en sumeria. Cabe mencionar que, a raíz de nuevas excavaciones, se han hallado pruebas de la existencia de los predecesores de este rey, los monarcas Meskalamdug y Alamdug, si bien estos nombres no figuran en la Lista de reyes sumerios. Mesheanepada fue sucedido por Meshkiangnana, a quien siguiera Elulu, y finalmente Balulu. Con este último rey, la preponderancia de Ur llega a su fin, a beneficio de la urbe de Awan.
1.4. El tercer período proto-dinástico
No se tiene muchos datos sobre los tres reyes de Awan. El poder alrededor de esta ciudad pereció después de casi tres siglos y medio, un período de régimen muy prolongado, si tenemos en cuenta que contó con sólo tres soberanos. Tras la caída de Awan, la hegemonía regresó a Kish.
1.4.1. La segunda dinastía de Kish
Se sabe muy poco sobre esta dinastía. Los períodos marcados entre paréntesis son los teóricos años de gobierno de estos monarcas, por lo cual volvemos a las cifras extravagantes:
Susuda (200 años), Dadasig (81 años); Mamagal (360 años); Kalbum (195 años); Tuge (360 años), Men-Nuna (180 años); Enbiishtar (290 años); Lugaingu (360 años). En este punto se produce un lapso y el poder pasa a Hadanish, quien gobernó por espacio de 360 años, en Hamazon. Cuando éste último cayó, la hegemonía sumeria se traspasó a Lagash y después, nuevamente, a Uruk.
1.4.2. Primera Dinastía de Lagash
Enhengal; Lugal-Scha-Gen-Sur; Urnansche; Akurgal; Eannatum, el cual luchó exitosamente contra Kish, Elam, Mari y Uruk; Enannatum I; Entemena, el cual derrotó a la ciudad de Umma; Enannatum II; Enitarzi; Lugalanda; y Urukagina, quien finalmente fue derrotado por Lugalzagesi de Uruk, alrededor del año 2300 a.n.e.
1.4.3. La segunda dinastía de Uruk
La preponderancia de Uruk no duró mucho tiempo. En el año 2500 a.n.e., cuando la urbe recuperó su predominio, aparece una la línea de regentes que se compone por sólo tres soberanos: Enshagkushana; Lugal-ure y Argandea.
Enshagkushana gobernó durante un período de casi sesenta años. Tras conquistar las ciudades de Kish, Nipur, Hamazi y Acadia, este rey se hizo con el dominio de toda la zona de Sumeria, lo que significa que es posible que Enshagkushana uniese la zona de la Baja Mesopotamia, es decir, Sumeria en la Caldea sur y Acadia en la Caldea norte. Este rey sería sucedido por Lugal-ure, quien a su vez dejó el poder en manos de Argandea; la informnación es muy limitada en lo que a estos reyes se refiere, si bien las fuentes parecen indicar que, durante este período, la ciudad de Uk perdió su hegemonía frente a Lagash, aunque no de forma definitiva.
1.4.4. Segunda dinastía de Ur
Paralelamente al reinado de los tres reyes que acabamos de nombrar, hacia el 2500 a.n.e. un nuevo poder emergió en la ciudad de Ur; asimismo, aparecen tres soberanos: Nanni quien gobernó alrededor de 120 años, Meshkiangnana II, durante 48 años y un tercer rey de nombre incógnito, que sólo se mantuvo en el poder por un período de dos años. La hegemonía de Mesopotamia pasó de Uruk a Ur, y luego a la urbe de Adab.
1.4.4. La dinastía de Adab
La ciudad-estado de Adab atravesaría un período de gran apogeo, logrando la preponderancia de Sumeria. Sin embargo, tras noventa años de supremacía, el auge de Adab llegó a su fin con la muerte de su rey, Lugalanemundu, dando paso a la hegemonía de Mari.
1.4.5. La dinastía de Mari
Anbu; Anba; Bazi; Zizi; Limer y Sharrum-Iter son los reyes de la dinastía de Mari. Los períodos de gobierno vuelven a ser coherentes. Los regímenes más largos serían los de Anbu, Bazi y Limer, de alrededor de treinta años, mientras que el más corto corresponde a Sharrum-iter, quien reinó durante nueve años.
1.4.6. Tercera dinastía de Kish
El poder regresó a la ciudad de Kish, bajo el gobierno de Kubaba o Kug Bau, la única mujer en la lista de los reyes sumerios. Se cree Kubaba gobernó durante cien años.
1.4.7. Dinastía de Akshak
El linaje de los reyes de Akshak surgió entre los años 2400 y 2300 a.n.e., y se compone de los gobernantes Unzi, Undalulu, Urur, Puzurnirah, Ishu II y Shusuen. Aunque sin pruebas fehacientes, una de las fuentes sumerias apunta a que Puzurnirah es contemporáneo de Kug Bau de Kish.
1.4.8. Cuarta dinastía de Kish
La supremacía de Sumeria regresa a la urbe de Kish, y esta vez, permanece en ella durante un período más prolongado. Sin embargo, los gobiernos de algunos de sus gobernantes son relativamente cortos. Así tenemos a Puzur-Suen; Ur Zababa; Zimudar; Usiwatar; Eshtarmuti; Ishmeshamash; Shuillishu y Nanniya. Según la lista de reyes, el soberano Ur Zabada tenía al célebre y futuro rey, Sargón de Acadia, como un empleado más de su corte.
1.4.9. Tercera dinastía de Uruk
Dentro de esta dinastía destaca un solo rey: Lugalzagesi, quien luchara con ciudades tradicionalmente fuertes, tales como Lagash, Kish, entre otras. Este monarca logró crear un reino unificado que permaneció en pie durante un cuarto de siglo, y según algunos historiadores, su régimen se dio entre los años 2296 y 2271 a.n.e., aunque dada su antigüedad, estas fechas son relativas. Finalmente, la preponderancia de Uruk sucumbió ante un nuevo poder que remecería a toda Sumeria: los acadios.
2. El Imperio Acadio
Para entender bien el proceso histórico del que vamos a hablar, debemos contar con algunas nociones previas de geografía. En el capítulo anterior mencionamos que la región de Mesopotamia está dividida en dos zonas: Alta y Baja. Esta última, conocida como “Caldea”, se divide a su vez en norte y sur. Sería en la región meridional donde los sumerios desarrollaron gran parte de su historia y crearon las múltiples ciudades estado que hemos mencionado en los diversos períodos dinásticos como Lagash, Ur, Uk, Kish, entre otras. Las investigaciones de los expertos apuntan a que, más o menos durante la época del Diluvio, una oleada de nómadas ingresó a la región norte de la Baja Mesopotamia. Los sumerios y sus diversas ciudades-estado, que hasta entonces lucharan entre sí, establecieron una nueva prioridad: enfrentar al nuevo enemigo, que lograron alejar de su región. Los nómadas, débiles y deseosos de encontrar un lugar donde asentarse, optaron por evitar el conflicto con los inventores de la civilización, y finalmente se dirigieron a una región donde el Tigris y el Éufrates se separan por sólo por 30 km. Al igual que los sumerios, el origen de estos pueblos nómadas tiene su toque de misterio, y los antropólogos y lingüistas han determinado que la diferencia entre los recién llegados y los sumerios, fue su lengua.
El lenguaje sumerio se compone de palabras de una sola sílaba. Por su parte, el lenguaje de los nuevos visitantes se componía de palabras de varias sílabas, y la estructura de su idioma era parecido al hebreo y al árabe. El historiador alemán August Ludwig von Schlözer concluye que estos nuevos pueblos que tenían un tronco lingüístico en común, descendían de “Shem o Sem”, uno de los hijos de Noé. Por ende, el científico alemán denominó a estas lenguas y a los pueblos que las utilizaban, como “semíticas”. La forma, el momento o el lugar de origen de la lengua base, llamada “proto-semítica”, de la cual surgieron las demás lenguas, permanecen en el misterio. De esta disgregación podemos deducir que los diversos grupos humanos semítico hablantes se dividieron y crearon sus propios dialectos, que con el paso del tiempo evolucionaron hasta convertirse en sub-idiomas e incluso, en lenguas nuevas. Este hecho mantiene concordancia y se vincula de alguna forma con el relato bíblico de la Torre de Babel, y la forma en que Iahvé evitó su construcción, dividiendo a los humanos en distintas lenguas y grupos que se disgregaron por el mundo. Según el Génesis, el rey dirigente en el momento de la construcción de la célebre torre fue Nimrod, que no parece guardar ninguna relación con Sargón I de Acadia, del que hablaremos en seguida. Así, tras hablar sucintamente sobre la naturaleza de los nuevos pueblos que llegaron a asentarse al norte de la Baja Mesopotamia, llamados semíticos (por su lengua, más no por su raza), proseguiremos con los hechos.
Las fuentes apuntan a que los nuevos pueblos semíticos establecieron su primer contacto con los sumerios en la ciudad de Kish, y posteriormente fueron trasladándose hacia el norte. Nos encontramos en tiempos posteriores al Diluvio, y los pueblos semíticos permanecerían en la región durante seis siglos, sin ningñun protagonismo en los acontecimientos de la vida sumeria y mesopotámica en general. Esta falta de intervención se debió al hecho de que los habitantes de Mesopotamia marginaban y evitaban mezclarse con los extranjeros, cuyos asentamientos y villas eran muy pobres. Asimismo, las técnicas de irrigación de los semitas, poco desarrolladas, demostraban la limitada adaptación de estos pueblos a la vida sedentaria; sin embargo, a pesar de la adversidad, los pueblos semíticos se fueron adaptando al terreno y sobrevivieron. Por su parte, las ciudades sumerias, a pesar de sus constantes guerras, mantenían el control sobre las rutas comerciales, contaban con un ejército considerable, y habían acumulado una gran riqueza. Por tanto, si los semitas deseaban salir adelante y librarse del sometimiento, necesitan la figura de un líder que llegara a liberarlos. Y en efecto, tal hombre hizo su aparición. Durante los tiempos de Lugalzagesi, el rey que desde Uruk ejercía un predominio absoluto sobre Sumeria y casi toda Mesopotamia, surge un personaje que algunos llaman Sharrukin, y que a menudo se relaciona con el Nimrod bíblico; esta figura ha pasado a ser conocido en la historia bajo el nombre de Sargón.
2.1. Sargón de Acad, el Grande
Sargón de Acad es conocido en la historia como el primer gestor y consolidador de un imperio en la historia del mundo. Esta célebre figura semítica dotó a todos sus territorios de un fuerte centralismo, y logró que alcanzaran un gran apogeo y coherencia políticos; se trata de características que los reyes sumerios, con su contante lucha de poderes, nunca habían logrado. Una historia parecida a la de Grecia antigua, la cual, dividida por las luchas de sus numerosas polis, debió esperar a la llegada de Alejandro Magno para forjar el Imperio helenístico. Si queremos establecer un paralelo entre ambas historias, las ciudades sumerias serían el equivalente a las polis griegas, y Sargón vendría a convertirse en el líder macedonio.
La existencia de este mítico rey surge de una historia fantástica. Así, las leyendas afirman que Sargón fue abandonado por su padre, por lo que su madre dio a luz en secreto para evitar la vergüenza del prejuicio social de la época, al ser una madre soltera; entonces, lo abandonó a su suerte en un bote de cañas que untó con brea para impermeabilizar el agua. El bote y el niño fueron hallados por un hortelano, que aunque era muy pobre, lo crió con esmero. Este relato, extraído de leyendas sumerias y acadias, se asemeja mucho a la historia bíblica de Moisés, de lo cual se deduce la posibilidad de que los hebreos se hayan inspirado en esta historia para crear el mito de Sargón. Asimismo, los personajes míticos griegos de Edipo y Perseo poseen un origen similar, de lo que se traduce que este tipo de orígenes e historias eran un hecho común en la historia antigua.
Ya adulto y todavía pobre, Sargón trabajó para Urzababa, el rey de Kish. Debido a su origen plebeyo, sus funciones en la corte consistían en servir el vino o atender en la cocina para los exquisitos banquetes de su soberano. Sin embargo, una noche, Sargón soñó que la diosa Inana ahogaba a Urzababa. Sargón le cuenta su sueño a su rey, quien envía al muchacho al rey Lugalzagesi de Uruk, para que éste lo elimine. En este punto, el relato se interrumpe, quedando incompleto y perdido. Los historiadores y arqueólogos han intentado reconstruir lo sucedido del siguiente modo: sirviendo en la corte del rey de Kish, Sargón logró ganarse la buena fe del soberano, y sus acciones lo llevaron a convertirse en primer ministro, y es durante el ejercicio de sus funciones que descubre sus innatos dotes de mando; entonces, Sargón vence y derroca a Urzababa. Sin embargo, la dinastía de Lish seguiria su curso, debido a que Sargón nunca buscó gobernar desde la mencionada urbe; por el contrario, el héroe semita funndó su imperio desde sus propios cimientos, y con el fin de dejar atrás su pasado de usurpador, permitió que la ciudad que lo había visto nacer como un gran rey continuara con su propio linaje. Así, Sargón instauró una nueva urbe, Agadé, de la cual deriva el nombre de la región que la rodea, Acad, o Acadia; asimismo, sus habitantes tomaron el nombre de acadios y su nuevo lenguaje, la acadia, los diferenció desde el comienzo de los sumerios.
Con Kish avasallada y controlada, los ojos de Sargón se dirigieron hacia la ciudad preponderante en Sumeria: Uruk, gobernada por el rey Lugalzagesi. Las ciudades acadias, unidas bajo la dirección que Sargón ejercía desde la urbe de Agadé, juntaron una fuerza de 5 mil efectivos y derrotaron a los ejércitos enemigos en la Batalla de Uruk, tras lo cual arrasaron la mencionada ciudad. No existen datos exactos sobre el seguimiento de la guerra, pero algunas fuentes aseguran que, apoyado por sus formidables arqueros, el rey acadio avanzó invencible e imparable hasta el Golfo Pérsico. Así entonces, la historia de los semitas pasaba a una nueva etapa. Al adherir la zona sur de la Baja Mesopotamia a Acadia, ubicada al norte, Sargón formaba el Primer Imperio en la historia, el Imperio Acadio. Por su parte, la cultura sumeria no despareció por completo de la faz de la Tierra, debido a que gran parte de la misma fue asimilada por sus vecinos norteños; incluso, Isaac Asimov declara que puede hablarse de la cultura sumerio-acadia del mismo modo que la grecorromana, pues el intercambio cultural fue mutuo. Aunque los acadios siguieron hablando en su propia lengua (especialmente en el ámbito político), se vieron obligados a asimilar la escritura de los sumerios, un sistema difícil de adaptar a su idioma debido a que los símbolos cuneiformes habían sido creados para plasmar palabras monosílabas, y no polisílabas como la de los semitas.
El poder de Sargón trascendió las fronteras de la región mesopotámica; así, tras conquistar la zona sureste de Mesopotamia, habitada por los “elamtu” (cuyo nombre deriva de su idioma, el “elam”), y para evitar discordias con los pobladores, el gran rey acadio nombró a un virrey en la urbe más pobre de los elamitas: Shushan, ubicada a 200 km al nordeste de Lagash, la cual pasó a ser conocida como Susa. Luego, Sargón siguió expandiendo su imperio: así, los dominios del gran rey acadio habrían llegado hasta el Mar mediterráneo, la península de Anatolia y parte de la península arábiga, aunque no existen pruebas contundentes de ello debido a la variabilidad de las fuentes. Asimismo, algunas fuentes señalan que Sargón conquistó Yarmuti, Mari, las montañas del norte de la región Luna Creciente, y se hizo enormemente rico. La ciudad de Agadé rebosaba de prosperidad y ninguna urbe osaba rebelarse contra el poder de Sargón. Finalmente, el gran rey murió alrededor del año 2215 a.n.e. Algunas investigaciones señalan a Sargón como el primer arquitecto de la célebre ciudad de Babilonia, hecho corroborado por la cercanía de Agadé a la ciudad de los jardines Colgantes; sin embargo, otros estudiosos discrepan con esta posición. Una tercera hipótesis establece que algunos pueblos, como los amorreos, invadieron y conquistaron una parte de Acadia y refundaron la ciudad. De estos detalles nos ocuparemos posteriormente, cuando Babilonia adquiera una mayor importancia en la región mesopotámica.
2.2. Rimush
Aunque el rey Sargón mantuvo un férreo control sobre los territorios que había conquistado, no pudo legar esta misma supremacía a sus sucesores; así, cuando Sargón murió, legó su imperio a su hijo Rimush, quien debió enfrentar los levantamientos de las ciudades sumerias y reprimir severamente las revueltas en Ur, Lagash, Adab y otras ciudades sureñas de gran tradición bélica; según las investigaciones, la única región que permaneció libre de represiones, y que costó mucho reincorporar, fue la de los elamitas . Rimush se mantuvo en el poder alrededor de nueve años; tras este tiempo, el rey acadio fue asesinado y sucedido por su hermano Manishtushu.
2.3. Manishtushu
Al momento de la muerte de Rimush, y a pesar de la represión, las rebeliones contra el imperio aún no habían visto su final. Sin embargo, durante el reinado de Manishtushu los acadios finalmente tomaron conciencia de su incapacidad para mantener el control sobre la región mesopotámica. La amenaza de algunos pueblos como los hurritas y las diversas campañas con un sabor agridulce, condujeron a este rey a correr la misma suerte que su antecesor, siendo asesinado y a su vez, sucedido por su hijo Naram Sin.
2.3. Naram Sin
A pesar de que las crisis persistieron durante el gobierno de Naram, ninguna ciudad era capaz de realizar una rebelión plena contra el Imperio Acadio. Sin embargo, este nieto de Sargón pareció heredar el enérgico carácter de su abuelo; así, Naram Sin consiguió dominar a los reyes mesopotámicos y tomó Siria, colocándose frente al Mar Mediterráneo; posteriormente avanzó hasta Alepo y se hizo con algunas provincias de Egipto. Tan fuerte era este monarca, que se declaró el representante de los dioses en la tierra, algo a lo que Sargón no se había atrevido. El tercer emperador de Acadia ganó la inmortalidad al ordenar construir una estela que conmemora una de sus victorias sobre los elamitas (en esta estela se puede apreciar que, a diferencia de los sumerios, los acadios muestran rasgos fisionómicos más occidentales). A Naram se le atribuye también la construcción de un centro administrativo ubicado sobre los territorios que en un futuro no muy lejano se convertirían en Nínive. El rey acadio murió alrededor del año 2191 a.n.e., tras 56 años en el poder. Según una leyenda mesopotámica, Naram habría robado estatuas del dios Enlil en Nippur, el rey por excelencia de los sumerios, cuya ira precipitó la caída de Acadia. Así, el iracundo dios envió como castigo a una nueva casta enemiga: los gutis.
2.4. Hacia la decadencia del Imperio de Acadia y la llegada de los Gutis
El sucesor al trono de Naram fue Sharkalisharri, quien se mantendría en el poder durante un período de 25 años. Durante el régimen de este monarca, el Im perio Acadio empezaría una lenta y dolorosa decadencia, provocada por la llegada de la tribu de los gutis. Asimismo, cabe mencionar al grupo de los amorreos, quienes se mostraron como una tribu peligrosa y cuya presencia no tardó en hacerse sentir su en la región. Los amorreos se aliaron con los gutis, pero esta alianza fue derrotada en la Batalla de Basar. Mientras tanto, los egipcios conquistaron el Sinaí y los elamitas se declararon independientes. Al igual que su antecesor, Sharkalisharri fue asesinado, pero gracias a sus esforzadas campañas, el reino pudo mantener sus fronteras. Asimismo, cabe mencionar que algunas fuentes señalan que Sharkalisharri construyó un gran templo en Babilonia y otro en Nippur.
Los siguientes regímenes que reinaron el imperio irían cediendo paulatinamente ante los gutis. Entre estos soberanos acadios se encuentran: Igigi, Imi, Nanum e Ilulu. Estos cuatro reyes lucharon por el poder durante un período de alrededor de tres años. La guerra civil terminó con el arribo de Dudu al trono acadio, donde permaneció por alrededor de 21 años. No existe una gran cantidad de datos sobre la vida de este gobernante, pero las fuentes parecen indicar que, durante su régimen, los gutis ya se habían asentado en Mesopotamia. El último rey acadio fue Shuturul, tras cuyo régimen el imperio terminó por desmoronarse. Agadé fue tomada por los bárbaros, y aunque sobrevivió, perdería para siempre su reputación y hegemonía. Así se dio inicio a una nueva etapa en la historia de Mesopotamia. En el próximo capítulo veremos la historia de los reyes gutis y el renacimiento sumerio, hasta la llegada de Hamurabi y la instauración del Primer Imperio Babilónico.