"Estos días, en Copenhague están reunidos los países de la Convención en una nueva Cumbre del Clima. Kyoto sólo llega hasta el 2012, y es necesario un acuerdo ya (los procesos de ratificación tardan más de dos años) para que a partir de ese 2012 haya un compromiso de reducción de emisiones hasta el 2020 que permita contener el cambio climático en la línea del 80% menos necesario (respecto a 1990) para el 2050."
Pues bien, ahora, ante la Cumbre de Cancún, podríamos decir exactamente lo mismo, porque en Copenhague no se alcanzó el acuerdo necesario, sino un sucedáneo, que aunque recibió el nombre de "Acuerdo de Copenhague", no comprometía a casi nada.
Este año seguiremos muy de cerca lo que pase en Cancún, pero desde casa. El año pasado acudimos a Copenhague con los amigos "Embajadores del Clima", de cambiA, (Campaña Cambio Climático de Ecologistas en Acción de Aragón). Me remito a sus palabras:
"Finalmente trabajaremos por el clima, por la Cumbre del Clima de México... pero desde Aragón. Hemos valorado las condiciones de trabajo en México. La cumbre se va a realizar en una ciudad-balneario a unos 20 km de Cancún, una fortaleza en mitad de la nada e inaccesible, que hace muy complicado la capacidad de presión. La posibilidad de conseguir acreditaciones para estar dentro como observadores es prácticamente nula antes de empezar (y fijaros que en Copenhage estábamos acreditados). [Nota: en Copenhague se echó literalmente de la cumbre oficial a personas, principalmente de la sociedad civil, que estaban acreditadas, ver lo que escribió Llorenç Serrano en su día. Para más información sobre las condiciones de la Cumbre de Cancún ver este enlace].
El Klimaforum, la cumbre paralela, todavía no está claro dónde se ubicará. Hay un debate entre Cancún y México DF, incluso con sectores sociales que abogan por no hacerla.
Todo ello está motivado por una nula disponibilidad a actuar (Leaders act, Politicians talk. Greenpeace dixit) y hacer de esta cumbre un paripé a espaldas del mundo. [Nota: sobre el proceso deliberado -e iniciado en Copenhague- de apartar a la sociedad civil de las Cumbres, ver este post].
Si a ello unimos las dificultades logísticas del viaje, en tiempo y dinero, nos sale una ecuación de invertir mucho esfuerzo para unos resultados más que dudosos (ni siquiera está claro que esta cumbre vaya a ser un foco de atención, como al menos sí lo fue Copenhague).
Por si fuera poco, a este análisis se han sumado otras organizaciones con idéntico resultado, decidiendo no acudir a México y trabajar desde el territorio propio. Es el caso por ejemplo de Ecologistas en Acción estatal.
Por todo ello, hemos tomado finalmente la decisión de no acudir a la COP 16 de Cancún (México). En su lugar comenzamos a trabajar con ahínco desde nuestras posibilidades en presionar para que las expectativas de dicha cumbre cambien y se tome de una vez un acuerdo vinculante, justo y ambicioso por el clima."Seguimos exigiendo lo mismo que hace un año. Las condiciones de presión son más difíciles, la voluntad política menor, el tiempo más escaso. Pero la necesidad es la misma, mejor dicho, mayor, porque las posibilidades de mitigar el cambio climático (reduciendo las emisiones de los gases de efecto invernadero), para que sus efectos no sean catastróficos (cosa que pasará si la temperatura media del planeta aumenta por encima de los 1,5 o 2 grados centígrados), se reducen día a día. La lucha por un acuerdo de reducción de emisiones continúa siendo la primera batalla.
Porque consecuencias están habiendo ya, con lo cual la adaptación al cambio climático (la otra pata del protocolo de Kyoto) también se tiene que poner en marcha de inmediato. Para esto hace falta dinero, y a pesar de que el único aspecto concreto del mencionado Acuerdo de Copenhague era destinar hasta 100.000 millones de dólares al año (también para mitigación), se nos dice que no hay dinero en un momento en el que se dedican cientos de miles de millones de euros al rescate de entidades financieras. Hay que cambiar las prioridades, poniendo a la mayoría de las personas en primer lugar (no sólo a algunas), y acordar los mecanismos para la transferencia de dinero y recursos de los países enriquecidos (causantes del cambio climático) a los empobrecidos (los que sufren más las consecuencias del mismo). Esta continúa siendo la otra batalla.
PD: ¡Ah! Y también hay que vigilar atentamente para que los fondos previstos para la adaptación no acaben en los bolsillos de los de siempre. Porque ya hay tiburones rondádolos, lo cual explica la "conversión" de algunos negacionistas (Aznar entre ellos). Volveremos sobre este tema.