Fuente foto:
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Revista Belleza
Hace unos días celebramos el cumple de uno de mis sobrinos -soy muy afortunada, tengo un montón de sobrinos, los adoro y ellos a mí... ¡y a mis pinturas!- y pasamos una tarde estupenda. Grandes y pequeños disfrutamos charlando, picoteando, riendo y coloreando nuestras caritas: todas las madres se animaron a pintarse, al menos un detalle en el rostro.