Revista Libros
A estas alturas, ya hemos avanzado bastante en nuestra depuración, quiero decir: Hemos saneado la piel, llevamos unos días comiendo razonablemente, y en nuestro entorno circula el aire un poco mejor, gracias a los trastos que ya no nos estorban y a los espacios libres que siempre son sugerentes. Sin embargo, no todo es la balsa que nos prometíamos al empezar esta cura depurativa. El humor hace mas o menos lo que quiere y nos quiebra el día en muchas ocasiones, seguimos sintiéndonos atrapados en situaciones que, vistas después en frio, no tienen la menor importancia, y nuestro día a día continúa siendo una lista de pequeños errores que, sin embargo, nos amargan la vida. ¿Qué hacer? Aunque es verdad que los problemas, las dificultades, las faltas de sintonía con los demás, el truco no está tanto en eliminarlos como en aprender a gestionarlos en nuestro cerebro, de tal forma que nos condicionen lo menos posible.
Y ya se que la contestación mas previsible será, ¡Claro, con lo fàcil que es!, te pones en el disparador y no tienes mas que dar al botón de "RELAJACIÓN AUTOMATICA", para que todo se resuelva, qué facil, no se me había ocurrido.
Es verdad, no existe ese botón, ojalá, pero existen recursos que podemos fabricar nosotros mismos para que nuestro entorno no se torne tan hostil como muchas veces lo vemos. Para empezar, nuestro humor diario es algo que nosotros mismos podemos escoger. Ya, ya veo vuestras caras, claro....., con lo fácil que es, los niños, el trabajo (el que lo tenga), el paro (el que tenga la desgracia de padecerlo), las enfermedades...., en fin, todo una isla paradisiaca para levantarse por la mañana y decir....., a ver, qué humor tenemos para hoy. Ironías aparte, sí es verdad que nuestro humor puede ser algo ciertamente controlado por nosotros mismos. En situaciones mas o menos cotidianas, no hablo de desgracias o situaciones graves, nuestro humor debe y digo DEBE ser el que nosotros decidamos y digo DECIDAMOS. ¿Porqué tengo que dejar que los pequeños sinsabores o menores desacuerdos que surgen en casa, en el trabajo, en el coche, acaben con mi estabilidad emocional?, ¿tan importantes son? seguro que si los analizamos con un poco de atención, la mayor parte de ellos son pequeñas contrariedades a las que se debería hacer caso omiso. Y ESO ES EXACTAMENTE LO QUE VAMOS A HACER.Nuestro yo debe estar tranquilo la mayor parte del día, y cuando digo tranquilo no digo insensible, digo NO SUFRIENTE, es decir, una cierta calma en todo nuestro funcionar. ¿Y qué hago cuando alguien me dé una mala contestación, me atosiguen con el coche o me encuentre injustamente tratado? TOMA DISTANCIA. Ten en cuenta que eres dueño de tus silencios y esclavo de tus palabras. No es obligatorio contestar a todas las impertinencias, deja que las cosas sigan su curso. Tu contestación no es imprescindible, y si te mantienes en silencio valorando qué ha pasado, durante cinco segundos, y te das la vuelta, verás que sobre la contrariedad, ha triunfado tu autocontrol, y tu autoestima subirá y será un premcio excelente para repetir la próxima vez que te ocurra. Sé que es difícil, pero no imposible, y las siguientes veces van haciendo escuela y haciéndolo mas fácil. En cualquier caso, os recomiendo leer a DANIEL GOLEMAN, tiene dos libros muy eficaces para estas situaciones: INTELIGENCIA EMOCIONAL y ECOLOGÍA EMOCIONAL. Los dos francamente útiles y accesibles, autorizado para todos lo públicos. Os garantizo que yo fuí otra después de leerlos, bueno...., la misma......, pero mas feliz.