Cuando estaba en el instituto, conocí a un chico llamado Drake. En aquella época, era el empollón de la clase. Hoy diría que era una PAS.(Persona altamente sensible)
Sin embargo, Drake tenía bastantes más problemas que ése. Había nacido con un defecto cardíaco congénito, con epilepsia, con un moton de alergias y con una piel muy clara que no podía tolerar la luz del sol. Incapaz de practicar deporte alguno, ni siquiera estar al aire libre, Drake estaba totalmente marginado entre los chicos de su edad. Naturalmente, se aficionó mucho a la lectura y, para cuando llegó a la adolescencia, le apasionaban las ideas. También le apasionaban las chicas, al igual que a la mayoría de chicos de su edad.
Evidentemente, las chicas no querían saber nada de él. Supongo que nosotras no nos atrevíamos a agradecer sus atenciones; su necesidad de aceptación lo hacía demasiado intenso. Y además, hubiera supuesto la muerte social de cualquiera de nosotras. Pero, de cualquier modo, él se enamoraba de una tras otra de una forma tímida y ávida, lo cual lo convertía en objeto de burla. Para algunos de sus compañeros, lo más destacable del curso era poder hacerse con alguno de los poemas de amor no correspondido de Drake, y leerlo en voz alta delante de todos.
Afortunadamente para él, se encontraba en el programa para alumnos superdotados, lo que le granjeó mayor aceptación por parte nuestra. Admirábamos sus ensayos y sus comentarios en clase, de manera que nos sentimos orgullosos de él cuando recibió una beca para una universidad de gran prestigio.
Supongo que el cambio de vida del instituto a la universidad debió de causarle más miedo que a cualquiera de nosotros. Eso supondría vivir día y noche con otros de su misma edad, con personas iguales a las que le había hecho la vida imposible en el pasado. Evidentemente, no pudo rechazar la beca, pero, ¿qué iba a ser de él? ¿Y cómo iba a encarar tener que dejar su protector hogar y el apoyo médico?
La respuesta llegó tras las primeras vacaciones de Navidad. La misma noche en que volvió a su dormitorio en la universidad, Drake se ahorcó.
Extraido del capítulo 8 del libro El don de la sensibilidad de Elaine Aron.