Cualquier día, cualquiera de nosotros hacía años no podíamos imaginar lo que nos sucedería más adelante en la vida. Hoy no podemos casi recordar lo que nos sucedió gracias al trabajo que hemos tenido que realizar, con la ayuda de los demás… terapeútas, compañeros, familiares, amigos, pareja, etc.. pero por encima de todo, como todos sabemos, del
EMS: Tuviste una educacigrupo.
Hoy quiero expresar una visión distinta entre curar o restablecer para aquellos compañeros que no han entendido bien la fuerza del grupo.
Restablecer, según el diccionario de la Real Academia Española cita: 1. Volver a establecer algo o ponerlo en el estado que antes tenía. 2. Recuperarse de una dolencia, enfermedad u otro daño.. Lo que quiere decir que nosotros, como enfermos estamos restablecidos. Nos hemos recuperado de una dolencia o enfermedad. A pesar de que en la primera opción aparece como volver a poner algo, en el estado que estaba antes. No quiero ni imaginar.
Curar por otro lado, cita de la siguiente manera: 1. Aplicar con éxito a un paciente los remedios correspondientes a la remisión de una lesión o dolencia. 2. Disponer o costear lo necesario para la curación de un enfermo. 3. Sanar las dolencias o pasiones del alma. 4. Remediar un mal.. Hay una diferencia importante, no sólo en las palabras que cita, si no en la profundidad que tienen. Me refiero a que no es lo mismo, restablecerse que es lo que hemos hecho, pues no hemos hecho más que recuperarse de una enfermedad u otro daño, pero realmente no nos hemos sanado con éxito de la dolencia. No hemos sanado nuestra alma. No hemos remediado el mal...
Muchos de nosotros hemos pensado siempre que tras la recuperación, con un buen trabajo hecho hasta el día de hoy, ya estaba todo hecho. Pero en realidad seguimos arrastrando lastre. Seguimos teniendo miedos e inseguridades que teníamos antes de entrar en recuperación. Seguimos teniendo una incertidumbre silenciosa y subconsciente que impide forjarnos entre la sociedad tal y como somos. Pero lo peor de todo es que ese silencio no hace más que interceder en nuestras vidas de forma sibilina y perjudica nuestro día a día y sobre todo, el de aquellos que, como nosotros se encuentran aún en el “armario”.Compañeros, esto es un llamamiento importante desde Obertament a poner nuestra voz en juego. A promulgar lo que nos hace falta para la sanación. La aceptación de nuestra enfermedad por la sociedad; dejar atrás el estigma y la discriminación bastante formal, al principio. Por ejemplo, tu kindergarten en Los Ángeles...
OP: La etapa en que estuve en Estados Unidos fue importante. Me marcó para siempre la estancia en Los Ángeles. Después estuve en un colegio francés, El Zacatito, de los hermanos La Salle. Ahí estudié los primeros cuatro años de la primaria. Y en el último año tuve entre mis maestros a un hermano, un profesor al que le llamábamos el hermano Antonio. Nos fascinaba porque nos contaba las leyendas de la historia sagrada de un modo lleno de poesía. Los milagros, todas estas historias de la Biblia que son prodigiosas se las oímos, en versión muy depurada porque la Biblia es un libro bastante arriesgado. Después, ingresé en la segunda época en la escuela. Terminé la educación primaria en una escuela inglesa, el colegio Williams. Ahí, también, me interesó la historia y la literatura. Finalmente, entré a la escuela secundaria. Tuve una gran admiración literaria, en maestras más que en maestros. La primera aparición pública de la mujer en México es en la educación. Tuve maestras admirables que todavía recuerdo con mucho cariño.
EMS: ¿Se trata de tus primeras lecturas serias?
OP: Sí, de literatura. Tuve una maestra, Soledad Anaya: celosa, muy purista. Le escandalizaba que yo defendiese, un día en la clase, a Góngora. Leía además a los modernistas, a Rubén Darío por ejemplo. Los muchachos de mi edad que empezábamos a escribir ingresamos en la Universidad y tuvimos (al menos yo tuve) una doble iniciación. Por una parte, la iniciación a la vida política de la época, de rebeliones estudiantiles. La crítica del régimen revolucionario de aquellos años. Y junto a eso, la literatura.
EMS: ¿Hasta qué punto se podría decir que esta crítica política, durante tu primera juventud, es una herencia de tu padre?
OP: No. Es una actitud general de la época. Fundamos una unión de estudiantes, pro-obrera y campesina. Pero en el bachillerato, a mis amigos, a todos ellos, les interesaba la literatura. Para nosotros la literatura era inseparable de las visiones políticas.
EMS: ¿Y sociales?
OP: Claro, y fundamentalmente, junto a los hijos de obreros y campesinos. Esto pasaba en el año treinta, cuando yo entrón social que soportamos desde hace décadas. Restablecerse y recuperarse son sinónimos, pero curarse está mucho más lejos de la recuperación; es tener curado el alma y sin la aceptación por la sociedad de nuestra enfermedad no podremos ser nosotros mismos.
Una vez más, grupo, os invito a uniros a una marea de gente dispuesta a quitarse la discriminación y el estigma social que les mantiene en esa autoestigma que se procesan e impide avanzar libre y sanamente por la vida.
Cuando aceptamos que la vida fluya y los eventos se produzcan de forma natural e imprevisible, entonces sentimos paz interior. (J.Carbonell)
Hay una sola respuesta para todas tus aflicciones y se encuentra en tu interior. (J.Carbonell)
-Campaña “#donalacara”
-Organización: Obertament.org
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Alex Martín