Convertido en un lamentable tema de actualidad, desde el ámbito de la Pediatria social no podemos por menos que ofrecer alguna reflexión.
El pasaje evangélico donde se dice “Dejad que los niños se acerquen a mi” (Evangelio de San Marcos 10, 13-16) obviamente tenía un significado muy distinto.
Los abusos sexuales de menores perpetrados por miembros del clero no son una novedad. Forman parte de los recuerdos de infancia de muchos, sobre todo en las décadas oscuras del nacional-catolicismo que son las que desafortunadamente me tocó vivir. Era un fenómeno de conocimiento común, aunque ocultado y subsumido en una realidad de aconteceres todos de difícil aceptación, pero soportados como parte de la vida.
El libro LA INOCENCIA ROTA. ABUSOS SEXUALES A MENORES, de Félix López Sánchez y Josep Maria Farrè i Martí (ISBN: 9788449414725) del año 1999, recoge investigaciones promovidas por el Ministerio de Asuntos Sociales de 1995 que revelaron que aproximadamente 2,917,000 varones y 4,478,000 mujeres sufrieron algún tipo de abuso sexual mientras eran menores de edad entre los años 50 y 70. “De ese total, serían atribuibles a la acción de religiosos católicos 262,587 abusos sexuales cometidos sobre menores varones y 44,780 abusos sexuales sobre mujeres igualmente menores. Es decir, que la actual población española ha soportado nada menos que 307,367 abusos sexuales cometidos por el clero católico español sobre niños y adolescentes.”
En algún sitio se realizan los cálculos y se aduce que “sólo” el 4% de los abusos padecidos por los menores son atribuibles al clero.
Que cada cual alcance las conclusiones que prefiera.
La crítica al Vaticano y a su actual titular se acentúa por la existencia de un conocimiento de la situación y su ocultación basada en la existencia de documentos como “Crimen solicitationis“
de 1961 y el subsiguiente “De delictis gravioribus” de mayo de 2001, que regulan la actitud de la Iglesia Católica en estas materias que, como los propios documentos indican, se trata de crímenes y delitos.
A los pediatras sociales nos incumbe la atención no sólo del 4% de los abusados por clérigos, sinó del 100% de los abusados. A los perpetradores de los abusos les corresponde enfrentarse a la justicia ordinaria. A las autoridades vaticanas sólo se me ocurre recomendarles que se leen de nuevo los evangelios.
X. Allué (Editor)