El capítulo de hoy se dedica íntegramente a la ratania, planta silvestre que nace en las laderas y declives occidentales de los Andes, más específicamente en Ecuador, Perú y Bolivia. Se suele consumir en forma de polvo extraído de su raíz seca, y lo podemos encontrar en farmacias y herboristerías.
Su nombre antiguo, “raíz para los dientes”, ya proporciona una idea de uno de los usos de esta planta, y que veremos seguidamente junto con otras de sus propiedades:
Infección de encías
Cuece unos 5 gramos de ratania en una taza de agua. Esto se va a utilizar a modo de enjuague bucal para después del cepillado, que además de desinfectar las infecciones de la boca nos va a proporcionar adicionalmente un buen alivio para el dolor de muelas. Pese a que este preparado no es peligroso no conviene tragárselo.
Inflamación de párpados
Si tienes a mano un poco de raíz de ratania, prepara una infusión a base de una cucharada de raíz seca por vaso de agua, y hierve el combinado. Una vez enfriado se puede embeber en un algodón y aplicar directamente sobre los párpados.
Hemorroides y fisuras anales
Si sufres uno de estos trastornos, un baño de asiento donde herviremos agua con raíz de ratania, castaño de Indias, llantén y frutos del ciprés a partes iguales, aliviará y acelerará el proceso de curación de las hemorroides y el de cicatrización de la fisura anal.
Gastritis
En casos de gastritis, combina la raíz de la planta con un poco de menta y regaliz en cantidades iguales, y mezcla una cucharada del compuesto que resulte en un vaso de agua grande. Calienta en el microondas o bien hierve en una taza y toma la bebida cada dos o tres horas.
Cualquiera de estos remedios no se debe emplear durante más de dos semanas seguidas, excepto bajo prescripción médica profesional.