La uña de gato es una planta que tiene sus orígenes en las selvas de países sudamericanos como Perú o Colombia. Utilizada desde hace siglos por las tribus salvajes americanas por sus propiedades terapéuticas, en la actualidad se ha confirmado científicamente varias de sus acciones, como la antiinflamatoria y antioxidante.
Esta planta resulta muy efectiva en la batalla contra las enfermedades reumáticas, y es que por su efecto antiinflamatorio, la uña de gato alivia a las personas que padecen artritis o artrosis.
Diversos expertos reconocidos también defienden el uso que podría tener esta planta a la hora de ganar el pulso a la reproducción de diversos tipos de células cancerígenas. Pese a que aún falta mucho por investigar, algunos especialistas de la salud creen que un preparado a base de uña de gato podría ser citostático, en otras palabras, que frena la expansión del cáncer.
Otro de los usos de la uña de gato es su acción digestiva y depurativa, tanto a nivel intestinal como renal.
¿Crees que una planta no puede tener más propiedades?
Pues aún no hemos terminado, y es que la uña de gato también dispone de la propiedad antialérgica (mejorando incluso algunos casos de asma), inmunoestimulante y antiviral. En este último caso la planta es muy efectiva para tratar los virus del herpes labial y el herpes genital.
Pero, ¿cómo tomo esta planta y dónde la puedo encontrar?
La uña de gato, planta trepadora de gran altura, se comercializa en forma de comprimidos y cápsulas, aunque también se puede encontrar como tintura. Generalmente es vendida en herboristerías y centros homeopáticos.
Antes de adquirirla, asegúrate que el producto no sea un sucedáneo. Busca entre los componentes algo que diga “uncaria tomentosa”, la variedad más efectiva de la uña de gato.
Para preparar una infusión hierve medio litro de agua con una cucharada de preparado de uña de gato, o bien sigue las indicaciones del fabricante en caso de presentarse en forma de pastillas o comprimidos.