El personaje de Sherlock Holmes ha tenido gran presencia en el cine —así como en otros medios—, llegando a ser protagonista de más de un centenar de películas. De manera que ha aparecido, al menos, una por década desde que Arthur Marvin diera el pistoletazo de partida a principios del XX en lo que se viene llamando cine mudo. Recordemos, por ejemplo, la encarnación del detective por Basil Rathbone en los cuarenta, la de Christopher Lee en los setenta o la reciente de Robert Downey Jr.
Sin embargo, resulta llamativo que haya sido ubicado, generalmente, en la época de la película en vez de en la victoriana. Mas, la infidelidad del original no queda ahí. No hemos de olvidar que la imagen grabada en la mente colectiva es el resultado de un constructo de ilustración, teatro y cine. Las ilustraciones de Sidney Foget en The strand Magazine fueron la base para la iconografía de un Sherlock ataviado con gorro de cazador y la capa que tanto se utilizó después en el cine, pero que no aparecen en el texto de Sir Arthur Conan Doyle. Y a esto se sumó la pipa curvada que se añadió en teatro. Así que se definió una imagen que se ha ido perpetuando en más de un siglo.
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