Hace un par de días leí una noticia que no me dejó indiferente. Si bien se pensaba que un niño hasta que no comenzaba a hablar no adquiría este tipo de hábitos, un nuevo estudio del 2009 da la vuelta a esta creencia. Se analizó el llanto de un grupo de bebés alemanes y otro grupo de bebés franceses. El resultado fue que observó un diferencia a nivel de la entonación al igual que hacen los adultos: los recién nacidos franceses seguían la misma curva que la que describen los francófonos en sus frases, ya que estos tienden a agudizar el final de sus frases y palabras; de igual manera ocurría con los niños alemanes, que al igual que los germanohablantes, suelen acabar en una frecuencia más grave.
La conclusión de este estudio puede ser la siguiente: los fetos se van acostumbrando a las palabras y sonidos del exterior cuando todavían están en el viendre de su madre, de modo que cuando nacen son más proclives a aprender el idioma que oyeron antes a uno diferente.
Lo dicho: curioso, ¿verdad?