“DETRÁS DE UN GRAN HOMBRE SE ESCONDE UNA GRAN MUJER”
Desde pequeñas las vamos a identificar con el color rosa, van a tener aritos y un vestido de princesa de Disney. En navidad van a recibir cocinas de juguetes, bebotes, escobas y palitas, el set de maquillaje Barbie y si se portan bien de seguro les compremos el macho de la Barbi: El Ken. Van a aprender a tocar piano para musicalizar las reuniones familiares, aprenderán el bordado y a comportarse como señoritas, con la pollera por debajo de las rodillas y a poner la mesa mientras papá y hermano miran el fútbol.
Van a ser mimadas, si tenemos en cuenta que 100 años atrás podrían ser entregadas a algún duke, ser vendidas como criadas o simplemente ser apedradas por la multitud por herejes.
Desde que nacemos hasta que damos con el don de pensar por nosotros mismos somos sometidos a la madre de la domesticasion: la costumbre, santa de todos los silencios. Y nosotros, los machitos, tendremos que responder a los mandatos que la sociedad establece:
– Nunca, bajo ningún punto de vista, vamos a llorar porque los machos no lloran.
– El color azul, o el rojo o cualquier otro color que no sea rosa, fuxia, celestito, nos van a representar.
– Armas, autitos y soldaditos de guerra para navidad.
– No jugaremos con muñecas, nunca, porque es cosa de nenas o de maricas.
– A golpe de puños vamos a resolver las diferencias y cuando seamos adolescentes tendremos el deber de tener sexo porque un hombre que no tiene sexo pasando la pubertad esta excluido del entorno macho.
– Rambo, Superman y Batman para identificarnos, la Batichica y Gatubela serán objetos sexuales y el Chapulin colorado motivo de bulling.
– No demostraremos nuestro amor mas que en el absoluto secreto, sin que el resto de los machos lo adviertan porque es sinónimo de debilidad.
– Los fines de semana nos reuniremos a emborracharnos y cueste lo que cueste tendremos que ponerla.
Y acá me detengo, aunque la lista es interminable. Me detengo en “tendremos que ponerla”. Este es el concepto mas básico e infame del que gozan los machos. Hay que ponerla, hay que buscar un escupiente donde depositar nuestro patético punto de vista, a eso se resume todo.
En los tiempos que corren, adobado a forma y medida de los tiempos que ya corrieron, nos seguimos dejando apabullar por el inconsciente colectivo. Y mientra el común de la sociedad hace la vista gorda hay otra parte que germina pensamientos que trascienden y son necesarios para que el indice machismo no compita en igual de condiciones que el indice de la pobreza.
Existen miles de latiguillos que dañan el pensamiento igualitario, desde “no seas maricon, los nenes no lloran” hasta “mira como se viste, como queres que no las violen”. Estan en las mesas del café o en la misa de los domingos. Y es tan inconsciente esta manera de ejecutar que se repite sin analizar el comportamiento:
“Son todas putas, menos mamá” Dicen los mas machos y quizá piensan, desde su ignorancia de interpretacion, que nacieron de un repollo o los trajo la cigüeña desde París, sin advertir siquiera que sus madres fueron sometidas por el tipo que les enseñó a ser machos y ellos seguirán la tradición, porque así fueron criados: a latiguillo limpio.
No queda mas que continuar en la búsqueda de la igualdad como algo infrapugnable y combatir este inconsciente desde la rebeldía: esclava de todas las injusticias y madre de todas las sublevaciones.