Tyrant #3 (1995, Steve Bissette)
Como tantas instituciones que aprovechan el estío para extender su labor con actividades específicas (jornadas abiertas en yacimientos, cursos de verano...), desde Koprolitos queremos poner nuestro granito de arena para que evitéis que se os oxide el cerebro durante la canícula, que no todo van a ser chiringuitos y discotecas.
Hoy vamos a plantear una charla eminentemente práctica. El objetivo es desarrollar nuestro propio embrión de dinosaurio en casa. A estas alturas del siglo XXI, esto ya no tiene misterio y os garantizamos el éxito si seguís nuestras indicaciones. Bueno, menos cháchara y vamos allá.
Todos habéis visto la presentación de Jurassic Park en la que Mr. D.N.A. explica a los visitantes del parque cómo se hacen los dinosaurios, así que no vamos a daros la brasa con detalles innecesarios sobre técnicas archiconocidas de mitosis celular, secuenciación de ADN o robótica prenatal. No obstante, por si alguien quiere saber más sobre la clonación de dinosaurios, le remitimos a este post que publicamos en su día. De hecho, todo eso son minucias, así que vamos a la verdadera mandanga:
Lo primero que necesitas es un huevo de dinosaurio. Una vez conseguido esto, hay diversos métodos de incubación que... ¿Cómo? ¡Qué va a ser
difícil encontrarlo, hombre!
En fin, no pensé que hubiera que descender a cuestiones tan banales pero, para no dejar a nadie atrás, a continuación os dejo con los diez métodos
más habituales (en los cómics):
Hairbreath Harry (Charles W. Kahles, 1924)
1. Cómpratelo: En la tira publicada el 26 de abril de 1924, Hairbreath Harry consigue uno por la módica cantidad de diez mil pavos; para incubarlo le basta con colocar un quinqué bajo el terrario y cuando eclosiona lo alimenta con un biberón de leche. Cien años después, el mercado ha evolucionado y ni siquiera tendrás que salir de casa para hacerlo. Búscalo en una tienda online y que te lo sirvan a domicilio. Los tienes en Amazon, AliExpress e incluso en el Carreful.
“The Boy Who Saved the World!“ (Paul S. Newman/Jack Sparling, 1964)
2. Viaja al Mesozoico y lo coges de un nido: El crononauta protagonista de “The Boy Who Saved the World!“ (The Outer Limits #2,1964) coge unos huevos de T.rex en una escapadita con la idea de llevárselos a casa y meterlos en una incubadora... pero aparece la madre y le toca soltar lastre para correr. También el perrito Pif del exiliado español José Cabrero Arnal viaja a la prehistoria en el sexto número (1969) de su cabecera en Francia y se trae de recuerdo un huevo del que sale un pterosaurio con muy mal genio que se lanza a picotear a Hércules. Lo cierto es que hoy día las agencias de viajes han ampliado su oferta con paquetes cada vez más exóticos y especializados, y ya puedes viajar al Mesozoico, ¡Incluso hay viajes para niños pequeños!
"Le voyageur du Mésozoïque" (André Franquin, 1960)
3. Si no quieres ir tan lejos, también se organizan tours con destino a mundos perdidos: En “The Flying Menace” (1958) Turok y Andar llegan a una isla donde encuentran un huevo de Pteranodon; cuando eclosiona, lo alimentan con pescado para ganárselo y poder utilizarlo para volar con él e intentar así escapar del valle perdido. Los protagonistas de House of Mystery #41 (1955) llegan a una isla perdida donde se encuentran varios huesos conservados en ámbar. En la historieta de Spirou “El viajero del Mesozoico” (1957), el conde de Champignac regresa de una expedición antártica con un huevo de dinosaurio intacto del Jurásico. Y aunque en la novela de Conan Doyle The Lost World (1912), el profesor Challenger se trae de recuerdo un pterodáctilo vivo, en la versión cinematográfica de Irwin Allen, adaptada al cómic en Four Color #1145 (Paul S. Newman/Gil Kane, 1960), el pterosaurio es sustituido por un huevo del que saldrá un dinosaurio que en la gran pantalla fue interpretado por un lagarto con una cresta pegada al que Challenger define sin dudar un instante como Tyrannosaurus rex. Teníamos varios enlaces de agencias de viajes con este paquetes estivales a mundos perdidos pero... se han perdido, como es lógico.
Homer, the Happy Ghost (Stan Lee/Dan DeCarlo, 1957)
4. Métete a paleontólogo o, si no quieres estudiar tanto, simplemente cava, que casi siempre funciona: Los fantasmitas de Homer the Happy Ghost #22 (1957) hacen un hoyo en busca de gusanos para pescar y encuentran el huevo de un saurópodo, al que le sobra con estar en la superficie para eclosionar. Si te animas por esta opción, te recomendamos empezar por aquí o, si ya tienes una preparación, mira aquí.
"Bibi Fricotin, Spéléologue" (Raymond Maric/Pierre Lacroix, 1963)
5. Métete a espeleólogo: Es la versión cómoda del punto anterior, ya que no tienes que cavar tanto. Por otra parte, se desaconseja si tienes claustrofobia. En Bob et Bobette #112 (1957) vemos que el propio pico sirve también para hacer eclosionar el huevo, así que la inversión es mínima. En “Bibi Fricotin, Spéléologue” (1963), el profesor Radar encuentra otro huevo y no se le ocurre otra cosa que dormir con el trofeo, echándole la manta por encima, con la sensibilidad que tienen los embriones de dinosaurio al calorcito... Te íbamos a dirigir a la Federación Española de Espeleología, pero está tan tierna que aún no les ha dado tiempo a maquear una web.
“The Hunters' Club” (Edmond Hamilton/Win Mortimer, 1948)
6. Consigue un detector de huevos o, en su defecto, rastrea la corteza terrestre con rayos láser: Superman lo hace con hace con su supervisión en “The Hunters' Club” (1948) y luego pule una roca para reflejar los rayos solares e incubarlo. Te preguntarás, ¿y por qué se complica la vida de esa manera? Hombre, pues porque es Supermán, no va ir a lo fácil. Cómo se ve que no os habéis ganado nunca la vida de superhéroes. Claro, no siempre le pilla la cosa tan animado y en Superman Girlfriend Lois Lane #9 (1959) directamente calienta los huevos con su supervisión y obtiene el mismo resultado. Y no vamos a dejaros enlaces a gafas de rayos-x porque sois unos guarros y las vais a utilizar para lo que no son (Lois está ya un poquito harta de que Clark Kent se haga el tonto cuando le pilla).
Straight Arrow #39 (Fred Meagher, 1954)
7. Si no quieres currar tanto como en las opciones previas, deja que la naturaleza haga el trabajo por ti: En Straight Arrow #39 (1954) un rayo parte una colina y deja al descubierto un huevo de terópodo; el agua que deja la lluvia lo lava y el calorcito del sol es suficiente para provocar el milagro de la vida. En “The Enemy” (World of Fantasy #12, 1958), otro rayo penetra en una gruta y la descarga sirve para hacer eclosionar un huevo mesozoico. Lo mejor para utilizar esta opción es estar informado, por lo que recomendamos consultar con la AEMT.
The Human Torch #36 (Joe Gill/Dick Ayers y Carl Burgos, 1954)
8. Si la naturaleza no está por la labor, se la ayuda: En The Human Torch #36 (1954), una explosión nuclear sirve para desenterrar un huevo de dinosaurio y la radiación subsiguiente para incubarlo. Desaconsejamos esta opción, pero si la cosa acaba así de mal, pues ya sabes, es el momento para aprovechar e ir a buscar huevos.
Micky Marvel’s Multigun (Carlos Cruz, 1968)
9. Espera a que te lo regalen: En Superman Pal Jimmy Olsen #20 (1957), el hombre de acero se encuentra otro en el interior de un iceberg y se lo regala a su amigo Jimmy tras incubarlo con su superfricción para que la cría de dinosaurio participe en un concurso de mascotas raras. En la historia de Micky Marvel’s Multigun publicada el 30 de marzo de 1968 en la revista británica Buster, Micky y su padre reciben una enorme caja que contiene un huevo de terópodo a puntito de nacer. Si alguien te pregunta qué quieres para tu cumple, diles que busquen aquí.
Viajes extraordinarios del perro Top (José Cabrero Arnal, 1935)
10. Confía en la suerte: Hay dinosaurios muy descuidados que van dejando sus huevos por cualquier sitio y puedes tener la fortuna de encontrártelos así, por las buenas, como le pasó en el número del 16 de octubre de 1935 de la revista Pocholo al perro Top, el antecesor del citado Pif, que lo casca con una roca y sale un pterosauroide. Si creías que esta opción no era posible, es porque no has leído esto.
Confiamos en que, después de todos nuestros consejos, no te sea muy difícil conseguir el ansiado huevo. En un futuro curso avanzado, te contaremos como críar al animalito cuando nazca. Pero lo más importante es que, antes de nada, te plantees seriamente que, por monos que sean de pequeños,
estos bichos crecen una barbaridad y hay que estar dispuestos a hacerse cargo de ellos hasta el final. No queremos más veranos con dinosaurios abandonados en gasolineras.