Curso sobre el libro «Camino de Perfección» de Santa Teresa de Jesús, impartido por Fr. Pablo Ferreiro OCD. Miércoles alternos, a partir del miércoles 5 de julio a las 20 h. (Argentina)-
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CAPÍTULOS 16-17-18
«Para esto es la oración, hijas mías; para esto sirve este matrimonio espiritual: para que nazcan siempre obras, obras». (7M 4, 7). «Si Su Majestad nos demostró el amor con tan asombrosas obras y sufrimientos, ¿cómo pretenden complacerlo con sólo palabras?» (7 M 4, 8). «¿Saben qué es ser espirituales de verdad? Hacerse esclavos de Dios, a quienes, marcados con su hierro que es el de la cruz, (porque ellos ya le han dado su libertad), los pueda vender por esclavos de todo el mundo, como Él lo fue; que no les hace ningún agravio ni pequeña merced. Y si a esto no se determinan, no crean que aprovecharan mucho» (7M 4, 8). La oración implica recorrer el camino necesario para liberarse de lo que impide amar a Dios y al prójimo y poder entregarse totalmente al cumplimiento de voluntad divina. La oración también es espacio de iluminación para progresar en el camino de la conversión y del testimonio luminoso de la vida cristiana, porque como enseñan los místicos y grandes orantes, no solamente pecamos por mala voluntad sino también por la ceguera espiritual. Esta ceguera espiritual impide distinguir el bien del mal, impide identificar lo que en nosotros está distorsionado, y por tanto dificulta el correcto discernimiento. La oración al ser trato de amistad nos impulsa a un verdadero amor que se convierte en servicio. No se puede amar a Dios si no nos interesa y no nos implicamos en las cosas que a Dios le interesan. El capítulo 19 de Camino de Perfección nos hablará de convertirnos de la mundanidad. Una expresión de esa mundanidad es la práctica de una espiritualidad y una oración intimista y evasiva de la realidad, por ser indiferente.
ORACIÓN INCESANTE: a) Es respuesta a la iniciativa divina b) Permite ver la voluntad de Dios c) Genera la fidelidad d) Crecimiento en la vida cristiana e) Sabe discernir en la tentación f) Sumerge en la misión de Cristo: la oración es respuesta con carácter histórico y encarnado (esa es esencial a la oración cristiana). g) Capacita para reconocer a Cristo en los otros: no es fruto de ningún tipo de estrategias para favorecer la convivencia, ni de la psicología. Es fruto de una fe nutrida en la oración. h) Siempre es eclesial: es decir, nunca oramos solos, siempre ora como cuerpo de la Iglesia. i) Nos hace encontrar a Cristo en la historia. j) Permite la participación en la Pasión y el seguir a Cristo hasta la cruz.
LO MÁS DELICADO Y EFICAZ DE LA ORACIÓN: k) Incorpora a la oración de Cristo que pide incesantemente por la conversión y el desarrollo del hombre. l) Nuestro celo, estrategias y organización experimentan un límite que no podemos atravesar y sí debemos respetar: la libertad humana. m) La oración va más allá de los límites de la acción apostólica. n) La oración es lo único que puede influir en la libertad del hombre. o) Oramos y pedimos a Dios que cambie esa libertad sin anularla, pues de esa libertad nacen las decisiones de la persona. p) La oración en colaboración con Dios puede transformar esa libertad para salvar, convertir, hacer llegar la paz, tomar las decisiones que preparen la justicia y la fraternidad.
LA ORACIÓN CONTEMPLATIVA: La contemplación sobrenatural, en sí misma, está fuera del alcance del discípulo, es una gracia que solo Dios puede otorgar. Sin embargo, nos disponemos y capacitamos a ella asumiendo todo lo que Teresa nos viene proponiendo (amor maduro, desasimiento de todo y humildad) necesario para llegar a la contemplación. La donación de esta gracia de la contemplación no puede ser exigida por parte del orante. Es gratuita. Sin embargo, hace falta advertir que, con frecuencia, muchos quedan privadas de la gracia de la contemplación, al carecer de la debida preparación o por ignorancia de que la misma puede ser para él. «Es importante subrayar el léxico de la Santa: oración, oración vocal, oración mental, meditación: expresan las diversas modulaciones de nuestro “trato de amistad”. Contemplación: es entendida por la Santa en sentido de contemplación mística que integra su experiencia personal de Dios, de Cristo, de sus misterios, de la gracia. Estos términos oración-contemplación: son dos polos de un proceso. Se comienza por las formas universales de oración, asequibles a todos. Pero se apunta a la contemplación profunda, bajo la acción de la gracia». (P. Tomás Álvarez).