Revista Cultura y Ocio
Así empieza El pez de los ojos de oro:
La exuberante rubia se llamaba Noemi. Estaba aburrida aquel atardecer lluvioso, de finales de verano. Muy aburrida. Quizá por ello, telefoneó a algunos de sus amigos del sexo opuesto. Dos no contestaron; el tercero lo hizo de mala gana, y Noemi captó las protestas de una voz de mujer, un beso sonoro... y el "clic" seco del teléfono al ser colgado en el otro extremo de la línea. Eso la desilusionó definitivamente. Era sábado, y sus amistades tendrían ya sus propios planes para aquel week-and. Cualquier cosa menos quedarse a solas, como a ella le había sucedido. - Maldito imbécil... -refunfuñó, soltando el lazo de su bata y caminando hacia el dormitorio, para poner alguna prenda enciam de su sinuoso cuerpo. Cuand se despojase de la liviana bata translúcida, no quedaría ya gran cosa sobre él.
Curtis Garland. Sesión Continua. ACHAB, 2016.