Revista Libros
Los fragmentos que aparecen más abajo forman parte de una entrevista llevaba a cabo por Nicholas Serota, director de la Tate Gallery, y publicada en Guardian, puedes leer la entrevista completa en inglés aquí.
La serie A Scattering of Blossoms
Como soy impaciente, trabajo en oleadas. Tiene que ver con lo físico, con la falta de aliento al estar de pie. Tiene que hacerse y me tomo libertades que no me habría tomado antes. Conseguí varios efectos hermosos que nunca había alcanzado. A veces es muy simple. Hace calor, entonces hago pinturas frías. Muchas veces me gusta dejarme disfrutar. Creo que estoy en un buen momento de trabajo.
La serie Coronation of Sesostris
Cuando trabajo, trabajo muy rápido, pero la preparación de la obra puede llevar tiempo, hasta un año. Esta serie la empecé en Bassano y estuvos colgada varios años en el piso de arriba. Me gusta el disco de sol porque logré hacer una pintura muy infantil, muy inmediata. Luego la llevé a Virginia y la terminé, al final la rematé con un detalle del The Cotton Exchange in New Orleans de Degás. Cómo llegué a ello, no lo sé, pero es una de mis series favoritas.
Sobre el graffiti
El graffiti es lineal y se hace con un lápiz, es como escribir en las paredes. Pero [en mis pinturas] es más lírico. En esas hermosos primeros cuadros como Academy, es graffiti pero también algo más. No sé cómo reacciona la gente, pero el sentimiento es más complejo, más elaborado. El graffiti a menudo es una protesta –tinta en las paredes—o tiene motivos para la desobediencia y la agresividad.
Sobre el color
En realidad, no soy demasiado sensible al color. No lo uso con un matiz especial, que yo sepa. La forma de la cosa me interesa más que el color. Uso el color de manera primaria, si, por ejemplo, es un bosque, lo pinto de verde; si es sangre, de rojo; si es tierra, de marrón.
Los cuadros Bacchus
Esos los hice en un par de meses. Algo muy físico; un proceso. Desde entonces intenté hacer otro, pero no salió. Era la sensación de aquel momento; no puedes recalentarla sin convertirla en un manierismo. Llega naturalmente. No lo fuerzo.
No soy un pintor profesional, porque no voy al estudio y trabajo de nueve a cinco como muchos artistas. Cuando algo me toca, o veo un cuadro, o cuando veo algo en la naturaleza, me da un no sé qué y me pongo a ello. Pero no me importa si eso no me ocurre en tres o cuadro meses. Ya se sabe, llega cuando llega.
Sobre los comienzos de su carrera artística: Black Mountain College, North Carolina
Era la primera vez que entraba en contacto con una atmósfera artística. Lo disfruté. Todo giraba en torno a [Charles] Olson. Muchos iban sólo a ver a Olson. Bob [Rauschenberg] estaba trabajando con [John] Cage. Yo estaba a lo mío.
Cuando vine a Roma, me preguntaba por qué de todos esos libros con fotografías de los artistas de mi época, yo sólo salía en una. Pensé, ¿dónde estaba? Pero es que nunca estaba allí. Siempre estaba en otra parte.
Sobre la fama y el éxito
No sigo demasiado lo que la gente dice. Vivo en Gaeta o en Lexington, Virginia, y tengo todo el tiempo del mundo para mí. Hubo años y años en los que a nadie le importaba lo que yo hacía y eso me dio una buena protección. Tenía libertad, eso estaba bien.
Sí, Bob [Rauschenberg] y Jap [Jasper Johns], que no tiene nada que ver conmigo, venían a casa (especialmente Jap, durante una temporada pintó un montón de cuadros aquí). Y después vino Bob, que siempre fue un enfant terrible. Pero seguramente eran demasiado conscientes de quiénes eran. Yo nunca tuve que preocuparme de mí mismo más que como un medio para buscar una temática.
No sé si sabes que mis padres eran de Nueva Inglaterra. Es gracioso, pero de pequeño siempre tenía que decir “Sí, señora” y “Sí, señor”. Y nunca debía hablar de mí mismo. Un día le dije a mi madre: “Anda, que simplemente con que fuera bien vestido y bien educado, serías feliz”, y ella me respondió: “¿Es que hay algo más aparte de eso”.
Vía: Dando la voz