Autor (es): Rubén Moreno ValenzuelaISMB: 978-607-520-325-6Género: CuentoEditorial: UACJNúmero de páginas: 200 páginasSaga: Colección "Voces al Sol"Sinopsis: En el presente libro, como en otros de su autoría, Rubén "juega" con la historia de la manera más despreocupada, es decir, borrando la solemnidad. Sin olvidar la investigación, siempre útil a la hora de abordar un tema -quizá no es posible construir sobre el terreno yermo de la ignorancia-, las narraciones de Rubén informan, deconstruyen, destruyen certezas canónicas a la vez que nos divierten. Si la Historia en ocaciones nos escatima la verdad, la ficción se atreve, a veces, de satirizar la Historia.
En los 22 relatos de este volumen, tercero de la serie "Cuentos" de la colección Voces al Sol, Valenzuela permanece en la línea del humor, a veces ácido, iniciado en sus libros anteriores: Río Bravo Blues (2004), Coyote Viejo Coyote (2009) y La Biblia de Gaspar (2012). D ganó el primer lugar en el concurso Voces al Sol 2018, que año tras año convoca la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez mediante la Dirección General de Comunicación Universitaria.
Rubén Moreno Valenzuela nació en Ciudad Juárz en 1956 y ha sido periodista, librero y escritor. En el ejercicio de su literatura se transforma en observador social, inverstigador documental, rescatador de mitos étnicos y un excelente contador de historias.
En este libro reaparece, en "El abuelo y la mujer blanca", el personaje "Viejo Coyote", protagonista principal de uno de sus libros, cuyo origen son los mitos de la etnia caiIgwu, según alguna reseña, o bien, el dios mexica Huehuecóyotl, bromista y astuto. Los temas del volumen, sin embargo, abarcan variados temas y ámbitos.
En pocas palabras, D es un libro divertido y bien escrito.
¡Mis queridos seres míticos! ¿Caronte de nuevo en el mismo mes? ¡Caronte de nuevo en el mismo mes! Como pueden ver, me he dado a la tarea de en serio leer y hacer reseñas. Saben que el nuevo semestre se avecina y, con ello, trabajo extra en el que seguramente les traeré reseñas más espaciadas. Pero no sufran por ello y que no cunda el pánico. Saben que no podría olvidarlos del todo y de vez en cuando pasaré a comentarles qué tal me va en la escuela y hacer reseñas sobre los libros que deba leer respecto a lo mismo. Pero bueno, vayamos directamente al libro.
Comenzaré agradeciendo al autor por darnos una velada maravillosa en la presentación de su libro y, también, por haberme firmado el ejemplar. Siempre es un gusto conocer a los autores en persona, y lo que es más, saber ciertos detalles de los escritos que pocos pueden conocer sólo por leer el libro. Les comento, además, que el nombre de este texto viene de -en palabras del autor-, un chiste local. Se tratan de cuentos de todo: "de rojo, de verde, de rajas" (en mi ciudad este es el canto con el que los vendedores de tamales recorren las calles para anunciar los diferentes sabores y presentaciones en que se pueden encontrar). Desde ahí se muestra completamente, además de su estilo, la fórmula exacta con que el autor nos adentrará en el libro apenas abrirlo.
Para no extenderme demasiado relatando cuento por cuento y terminar por aburrirlos a todos -que sé que no les encantan las reseñas largas-, hablaré sobre las situaciones generales que me gustaron de los cuentos. Creo que mi parte favorita es la primera, sin lugar a dudas. Se trata de un apartado enteramente descriptivo de mi ciudad. Se puede ver el entorno, la historia, los eventos, las calles. Si se vive en este sitio puedes verte transportado al sitio exacto; si no se conoce la ciudad, es sencillo ubicarse gracias a los datos geográficos que el autor maneja en esta entrega. Aquí (sobre todo porque en esta primera parte es donde más se notó) he de decir que hubo algo que no me gustó demasiado: la humanización de las armas y la deshumanización de las personas. Esto se puede ver, sobre todo, en el cuento de "Vietnam kid". Las armas son descritas con santo y seña mientras que las personas se vuelven "una mujer", "un niño". Las descripciones se basan exclusivamente en la longitud del cañón, el modelo del arma (incluso con su año de aparición en el mercado) y no tanto en las personas en sí mismas. No digo, con esto, que esperaba que hiciera digresiones monumentales para poder describir el trasfondo de cada muerto, eso habría sido demasiado para el espacio de un cuento; pero sí digo que esa deshumanización, al menos en el entorno en el que vivimos, estuvo un poco de más. Pero bueno, fuera de eso, de esta sección puedo recomendarles el mismo cuento de "Vietnam kid", el cual cuenta con unos personajes humanos, vibrantes y aterradores a la vez; y que tiene un final que ninguno de ustedes podrá esperar. Aquí tengo que decir que su estructura y disposición, el acomodo de las temporalidades y de las onomatopeyas, son lo mejor que hay en el cuento, lo que lo enriquece. Luego está "En el tiempo de Wall Street" y "Makila". Estos dos los pongo juntos porque me parece que vienen de la mano. Ambos, en muy poco espacio, nos hacen pensar realmente sobre la vida diaria. Último, por cierto, se lo recomiendo a todos los que provengan de mi maravillosa ciudad. No se arrepentirán.
Otra cosa general de la que siento que tengo que hablar es de sus rupturas. Pasa que muchos de estos cuentos impresionan al final, varios incluso son cuentos redondos, que se repiten dentro de los mismos cuentos una y otra vez, generando así una sensación de extrañeza que podría catalogarse de fantástica. Ahí, creo yo, es donde radica realmente la emoción de estas historias, porque TODAS marcan una diferencia y se quedan en la consciencia del lector. Lo mejor de el libro es que no sólo crean esa sensación, sino que también divierten. Moreno Valenzuela tiene una forma de relatar las situaciones que uno como lector no puede pasar por alto esa ironía, esa diversión inteligente con que nos lleva entre cuento y cuento.
Estructuralmente, sus construcciones de adjetivo + sustantivo + adjetivo, dan a la lectura una cadencia y aparente musicalidad que hacen del texto algo llevadero. Sin embargo, no podemos dejarnos engañar del todo. Es necesario en muchos momentos sacar nuestro diccionario y, sobre todo en la tercera parte, echar mano de diccionarios referentes a épocas particulares pues muchas palabras son arcaicas y no aparecen en los actuales. Moreno Valenzuela intenta darnos con sus notas a pie de página una entrada al mundo que crea para nosotros pero, si no se tiene la cultura suficiente, muchos de ellos (junto con las palabras) nos van a pasar desapercibidos. Lo mismo ocurre, por ejemplo, en los casos donde aparecen textos en latín (gracias profe Betus que me dio las herramientas para al menos saber lo que decían esas frases). Es forzoso tener determinada cantidad de conocimiento que ni siquiera Google Traductor nos va a dar con exactitud.
Ya para terminar, recomiendo el libro a todo aquel que guste de una lectura rápida y brillante, de textos divertidos por su inteligencia y complejos a la vez. Esto, como bien lo dijo Rubén Moreno Valenzuela, es un escrito que tiene de todo y para todos. Podemos pasar de analizarnos humanamente, parar por darnos un vistazo analítico como sociedad y terminar por darnos cuenta que quizá, tan sólo quizá, somos una partícula insignificante de polvo en el universo. Pero, volviendo a la recomendación, advierto que el libro no es para todos, que muchos necesitarán sin duda un diccionario (o varios) y que no puedo recomendarlo, de manera alguna, a nadie menos de 18 años con un intelecto bastante amplio.
Saludos enormes,