D. Pedro Sánchez

Decía la Pasionaria que vale más morir de pie que vivir de rodillas y aunque la formación en la que militaba viva actualmente horas bajas, medio fagocitada por la pujanza de la recién nacida Podemos, el PSOE tampoco sobrevive excesivamente bien la irrupción en la política activa del Sr. Iglesias, con la diferencia de que el líder socialista trata de conservar adeptos a través de una mala imitación del profesor de la Complutense. D. Pablo tiene muchas horas de preparación, varios cursos de como actuar a modo de tertuliano, medio en el que creció políticamente, y al Sr. Sánchez le pilla todo esto con el pie cambiado, procedente de una formación en la que abundan los navajazos entre bambalinas, carece de la empatía que caracteriza al Sr. Iglesias y pierde imagen por inconsistencia propia. A un Secretario General del PSOE no le hace falta mochila para ganar votos, le bastaría -como a Rajoy- demostrar que es capaz de terminar con la podredumbre que hay en sus filas, de hacer un gobierno razonable y para todos, y ni suqiera mirar los modlos bolivarianos que encandilan a aquella gente que escucha solamente lo que quiere oir. El camino que le queda es largo y tiene uno la sensación de que le va a faltar tiempo para recorrerlo; a su edad, el carisma y la personalidad de D. Felipe González eran mucho más definidos, gobernó más de diez años, y le sobró la última legislatura, pero fue un gran presidente. Ojalá pudiésemos decir lo mismo del recién elegido líder socialista.