Revista Cine

D-Train, ese invento llamado reunión de antiguos alumnos

Publicado el 25 septiembre 2015 por Cineenserio @cineenserio

Hay películas que se quedan grabadas en nuestra memoria, películas que recordamos tiempo después de haberlas visto. D-Train no es una de ellas. James Marsden y Jack Black tienen mucha química juntos, de hecho el director pensó solo en ellos para estos personajes tras verlos en una serie de televisión. Sin embargo esto no basta. Este título que puede pasar perfectamente por un telefilm de sobremesa que abusa de tópicos vistos en el cine y no aporta nada nuevo al género ¡o géneros! porque no sabemos exactamente en cual encajarlo navegando entre dos aguas sin destacar ni en la comedia ni en el drama. Es un quiero y no puedo o un lo voy a intentar pero no sé todavía el que.

Como ya he dicho antes el uso y el abuso de ciertas fórmulas nos deja indiferentes ante lo que estamos visionando. Hemos visto cientos de veces la incomunicación entre padres e hijos sobre todo con respecto a conversaciones sobre todo lo que tenga que ver sobre el sexo. También estamos hartos de tragarnos esas estúpidas reuniones de ex alumnos de instituto que en España son casi inexistentes así como los engaños que el empleado de turno maquina contra su jefe con vistas a mejorar profesionalmente. No es menos usual presentarnos en las comedias norteamericanas al típico trabajador que en la empresa es menospreciado y apartado por sus compañeros. En esto Brendan Fraser es fuente de inspiración con su papel en Al diablo con el diablo. Se nota que uno de sus directores, el casi desconocido Andrew Mogel dirigió el film Di que sí en donde otro trabajador buscaba la felicidad perdida tiempo atrás. Lo mismo que le ocurre al bueno de Jack Black.

D-Train

A los directores se les ocurrió la genial idea de juntar a dos personas que representan el fracaso y el triunfo y darle la vuelta a la tortilla. Al principio parece que funciona pero luego se derrumba pues el vínculo emocional que se establece entre ellos desemboca en algo que no se lo cree ni el propio guionista. Intentan demostrarnos con esta historia que hay que valorar lo que uno tiene y que eso es lo que nos hará superarnos y ser mejor personas. El carpe diem es muy bonito pero al final hará que nos quedemos solos en esta vida. Esta ley no escrita es una constante en su filmografía y de nuevo vuelve a emerger en ese mar de ideas revuelto y confuso en que se ha convertido D-Train.

Aun no entiendo como un film tan pobre no ha salido directamente en el mercado doméstico. Aunque la temática es absolutamente americana la taquilla le ha dado allí la espalda, así que imagínense la que le espera en nuestro país. Tendremos que quedarnos con una música aceptable que mira a los ochenta con algunos clásicos eternos, algo que no obstante no ayuda a rentabilizar el precio de la entrada y poquito más. Son este tipo de películas de relleno lanzadas por las distribuidoras en épocas de poca bonanza las que no ayudan precisamente a que el cine repunte. Septiembre siempre nos sorprende con casos como este pero no por ello tenemos que quedarnos callados. Un poquito de por favor ¡queremos más calidad!


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