Da igual si con be que con uve

No hay nada como ir de ruta sin prisa. No hay nada como ir con ropa de más. No hay nada como los bosques de Madrid. No hay nada como el sonido de la Cabezota. No hay nada como llegar a tiempo para ayudar al futuro a existir o a no existir. No hay nada como volver a casa. No hay nada como salir de casa.

Cuando vas en moto vas escribiendo tu música sobre los pentagramas que el sol pega en el asfalto. No hace falta mucha ciencia para ello, no es necesario que los compases equivalgan matemáticamente a la suma de nada. Lo mismo da que el motor de la Harley-Davidson escupa redondas que blancas que negras que corcheas que semicorcheas que fusas que semifusas que garrapateas, y lo mismo da su orden y lo mismo dan los compases. No importa nada porque las notas van cayendo sobre las sombras de los robles que el sol proyecta en la carretera. Qué más da si todo eso desaparece al paso como si de un happening se tratara. Solo queda en la memoria del motero.

Donde pastan toros de España como cantara Pepe Hierro en su Réquiem americano de viva voz, en el camino a Pedraza, lugar de muerte segura, el día de votar y de botar en la senda diurética que lleva hasta el medievo castellano. Allí, donde la muerte te espera escondida bajo el huevo y las migas. Allí fuimos el domingo los tres, y los tres sobrevivimos a las curvas del estómago y a las de la carretera. Da igual si con be que con uve. Reberte pudo suponer el final de un día feliz, como a estos otros que han escrito en Tripadvisor. Gracias a Dios el asunto solo ha durado tres días.