Hemos visto envejecer a Zapatero desde su legada al gobierno, el precio que tiene el poder, lo que no le resta un ápice de su erótica, según dicen. En varios de sus gabinetes, la Sra. Fernández de la Vega se ganó la consideración de política mejor valorada de aquellos gobiernos, pese a su posado con pieles en Vogue y su interminable vestuario con el que sorprendía a propios y a extraños. Sin embargo, a Dª Teresa nunca le favoreció el físico, y es que sus prematuras arrugas y el rictus políticamente obligado, la convirtieron en modelo de numerosas caricaturas y chascarrillos.
La fotografía que ilustra la entrada de hoy me sorprende; tomada de la prensa nacional electrónica, no sé si ha sido retocada con Photoshop® o no, pero parecen separadas por más de diez años, pese a resultar más antigua la de nuestra derecha. El abandono de la política activa de alto nivel le vino bien a Dª Teresa, que seguirá seguramente, sin ejercer la judicatura, pero lo ha ganado en salud. Con un peinado más juvenil y aspecto de menor tensión en las líneas de su rostro, puede no ser muy atractiva, pero no luce el aspecto en exceso adusto que demostró cuando ocupaba su alto cargo de responsabilidad institucional. Me alegro por la Sra. de la Vega: La vida no se reduce solo al poder político o económico; la felicidad está en los pequeños detalles y, las más de las veces, se lee en nuestro semblante.
Advertisement