La animación china nos ha dado de cuando en cuando obras geniales, desde el año 1941 con La princesa abanico de hierro pasando por varias películas sobre el Rey mono, la cinematografía china de dibujos animados ha empezado a mostrar su gran desarrollo, no solo técnico sino también a nivel artístico.
Los directores Liang Xuan y Zhang Chun estrenaron en julio del 2016 una película muy esperada por la comunidad animéfila. Se trata de Da yu Hai Tang que significa Gran océano, también conocida en occidente como Big fish & Begonia. Es una obra que integra el 2D con el CGI (3D). manteniendo una estética tradicional cercana al reconocido Estudio Ghibli. La película se demoró muchísimo tiempo en terminarse debido a la falta de financiamiento, esta obra tuvo una larga travesía que finalmente dio su fruto.
La historia narra un universo que existe dentro de nuestro mundo, invisible al ojo humano, donde hay seres que controlan el tiempo, las mareas y el paso de las estaciones y en la que ningún extranjero ha podido poner el pie jamás. Los habitantes de esta tierra mítica conocen perfectamente a los mortales, pues ellos son los gobernantes de todos los principios que rigen las vidas humanas y su mundo. Cuando Chun, la protagonista, cumple 16 años, es transformada en un delfín para explorar el mundo humano. Nadando, una tormenta la agarra y acaba atrapada en unas redes de pesca. Ella es rescatada de un vórtice en el mar por un joven humano que muere tras lograr salvarla. Chun conmovida por la amabilidad y coraje del joven, decide llevarlo a su mundo para devolverle la vida, pero al hacerlo debe sacrificar algo de sí y proteger el alma del chico ya transformada en un pequeño pez. A través de la experiencia, el amor surge, sin embargo, ella deberá regresarlo al mar para que vuelva al mundo de los humanos.
La historia Gran oceáno está inspirada en varios mitos antiguos de origen taoísta chino, recopilados en un libro clásico, El Zhuangzi. La trama argumental es muy atractiva. Al estar basada en la mitología china, ésta se vuelve sugerente, enigmática, con pasajes que nos recuerdan al mejor Ghibli. La mirada está puesta no en el mundo humano sino en el universo que conecta con la realidad terrícola, esto hace que Da Yu Hai Tang sea una obra que te invita a descubrir un universo nuevo, uno remoto, que tiene sus propias leyes, recreando una fantasía que la puesta en escena logra capturar y transmitir. Los escenarios están a la altura de ese universo con cierta tonalidad ancestral que nos recuerda lo milenario de esa cultura pero que al mismo tiempo matiza el fluir de un mundo imantado de posibilidades mágicas, místicas, maravillosas en el sentido que alguna vez planteó Todorov.
La animación fluye de modo natural desplegando todo lo necesario para que el movimiento de los personajes sea coherente con el universo representado. Animales, criaturas extrañas, delfines convergen en un despliegue visual armónico donde se juntan todos los seres como parte de una fuerza natural y animal que se desparrama de manera agradable, integrándose en una paleta de colores fuertes que definen ciertos patrones estéticos. Da yu Hai Tang es sin duda una película bien animada, con timing bien ejecutados, destacándose el tag de la protagonista en donde los detalles de su acting son espontáneos y distintivos, lo que hace que su personalidad se destaque y sea atractiva.
El personaje principal es Chun, una adolescente que tiene una fuerza contenida sorprendente como un movimiento que permanece, uno que avanza hacia su propio destino. A ratos es una heroína que nos recuerda a Naúsica por su ímpetu y energía o a Umi en La colina de las Amapolas por su incansable persistencia. Ella se destaca al perseguir un destino inexorable, un vínculo que romperá la tenue conexión de ambos universos, un futuro que desprende evolución y riesgo. Entre los demás personajes se destacan Qiu, el amigo de la infancia de Chun que tiene una evolución enorme, de un simple acompañante que ayuda a su amiga a un joven apasionado que es capaz de los sacrificios más ingentes para cambiar el destino de sus vidas. Es muy importante también Kun, el delfín que nace en el universo mítico producto del acuerdo de Chun con el guardián de las almas. Esta criatura humana transformada en pez y que representa una amenaza para este mundo mágico, no tiene el carácter necesario para cautivar por sí solo, se queda más en una representación abstracta del joven humano que admiraba las especies marítimas. Por otra parte, El Guardián de las almas es un personaje ambiguo, que lo hace interesante, una especie de Mefistófeles que parece estar más allá del bien y el mal.
Da yu Hai Tang cuenta un relato absorbente y agridulce, una historia de sacrificio y redención. Una adolescente que llega a entender sus limitaciones, aceptándolas y al mismo tiempo enfrentando situaciones complejas como la muerte o el amor. Gran Océano es espléndida en su puesta en escena, con hermosos escenarios de fantasía y una animación más que lograda, que tributa a la animación japonesa de calidad, no obstante, nos entrega una mirada mítica y original de la realidad más profunda, recordándonos que fue en un principio la animación nipona la que buscó en la propia tradición china, contenidos que afianzarían un camino expedito hacia las grandes obras. Da yu Hai Tang quiere ser un nuevo referente para la animación y en cierta forma sí que lo es. Aunque paradojalmente no sea tan sencillo sacarse de encima el peso histórico del anime más profundamente enraizado en una vertiente de relatos milenarios. Sin duda que este largometraje animado merece la pena ser visionado, compartido, revisado y disfrutado como un referente válido de una cinematografía animada que está dando pasos fuertes y dignos.