¡Dadme aguardiente, porque quiero olvidar!
Quiero malgastar hoy
todas las criaturas que hay en mí y todo el tormento…
¡y acompañarlo con pescado y un trozo de cerdo!
Dadme fama, y podré matarme tranquilo,
¡antes de que mi alma se hinche
y mi orgulloso cerebro se infle
y todos me miren, al necio, boquiabiertos!
Dadme vuestro amor a la mesa,
quiero bebérmelo, nadando muy dentro del cielo,
cien jarros, mil jarros, todos los jarros del mundo,
quiero ahogarme en vuestro amor.
Thomas Bernhard, Así en la tierra como en el infierno / Los locos. Los reclusos / Ave Virgilio