A principios de año leí La caverna de las ideas, y quedé alucinada tanto por la originalidad de la obra como por el aspecto metaliterario. Pese a que encuentro frecuentemente obras de este autor de segunda mano (especialmente el libro Zig zag), sus argumentos en general no me llaman mucho la atención, a excepción de este libro, pues prometía mucha más metaliteratura que el otro. Y lo cierto es que ha cumplido mis expectativas con creces. Estaba pasando por un pequeño parón lector, pero esta novela me ha ayudado a superarlo, y si hubiera podido, me la hubiera leído de una sentada, tan enganchada estaba. Sin más dilación, os dejo con la reseña.
Autor: Jose Carlos SomozaISBN: 9788416541782
Páginas: 208
Editorial: Ediciones Destino
Colección: Áncora & Delfín
Año de publicación: 2000
Sinopsis
Juan Cabo, escritor de éxito, ha perdido la memoria en un accidente de tráfico. Pocas horas antes había escrito: «Me he enamorado de una mujer desconocida». Pero Juan no sabe si esta frase pertenece a algún argumento que le rondaba por la cabeza antes del accidente o la mujer es real. El escritor inicia la búsqueda de esa desconocida, una odisea que le llevará a encontrarse con un elenco de personajes estrambóticos, como el poeta que parece tener la clave del misterio pero fallece en extrañas circunstancias, el editor ciego, un detective especializado en ayudar a escritores y Musa, una modelo que vende su extraordinario cuerpo para inspirar a los novelistas...
Opinión:
Impresión: Metaliteratura
Con esta premisa Juan Cabo se embarca en una alocada investigación que le llevará a recorrer toda Madrid y a encontrarse con personajes cada vez más estrafalarios: una musa de escritores, un escritor sin imaginación que se inspira en él, un detective para autores, una autora obsesionada con su protagonista, un editor ciego,... Me han gustado mucho todos, pese a sus rarezas. Además, aunque en un principio podrían parecer demasiado estrambóticos para ser reales y que es mucha casualidad que el protagonista se encuentre a tanta gente extraña en su periplo, no hay realismo mágico, sino que todos resultan ser personajes coherentes y bien integrados en la trama.
Antes os hablaba del componente metaliterario de la obra, y es que si tiene un tema, ese es la difusa línea que separa la realidad de la ficción: ¿qué hace que un libro sea considera ficción? ¿Ha algo escrito que pueda ser real? ¿Qué nos hace a nosotros reales? ¿Qué hay de nosotros en aquello que escribimos? Estas son algunas de las muchas cuestiones a las que se enfrenta Juan Cabo, narrador en primera persona pasado (y excepcionalmente en tercera), quien se sabe autor del libro que tenemos en nuestras manos, por lo que en muchas ocasiones se dirige directamente al lector
Por supuesto, también hay muchas otras reflexiones entorno al arte de escribir y al mundo editorial (en especial me ha llamado la atención la idea de que ahora quien lleva las riendas es el editor), así como ideas muy interesantes como la novela de Madrid en tiempo real.
A esto hay que sumarle la magnífica prosa del autor. En La caverna de las ideas (¿no te estás pasando un poco con las comparaciones?) el vocabulario, aunque cuidado, era muy denso y complicado (intencionalmente). Aquí es mucho más ligero, de manera que el libro se devora en nada, pese a usar un lenguaje igual de cuidado y contar con maravillosas metáforas que ilustran la lectura en lugar de entorpecerla o hacerla cargada y artificial.
"Su sonrisa era como una lupa: la colocó ante mis ojos y su belleza se me hizo inmensa y complicada, como debe de ser la de una flor para una abeja".
En cuanto a la trama, me ha parecido apasionante. En La caverna de las ideas, los dos primeros tercios me parecieron algo regulares y el último tercio brillante. Aquí pasa a la inversa: los dos primeros tercios son espectaculares, con muchas giros y una trama atrapante, pero se desinfla un poco en el último tercio. Si hay algo que me ha hecho bajarle la nota ha sido la resolución final, en parte porque no me ha convencido la justificación del villano, pues su plan me ha parecido demasiado enrevesado para el resultado que consigue, y por otra parte no me ha gustado el personaje de Natalia, demasiado poco excepcional.
En general el final me ha parecido un poco agridulce, pues he sentido que no llegaba a ninguna parte. Pese a ello sigue siendo un novelón muy original, que juega mucho con el medio y que tiene partes muy experimentales, por lo que es muy recomendable para aquellos que buscan algo nuevo. Los personajes, extravagantes pero coherentes, son muy interesantes, así como la trama, capaz de mantenerte pegada a sus páginas. Pese a su complejidad, se lee en un suspiro gracias a la magnífica narración y a la cuidada pluma del autor. Además, la parte metanarrativa resulta fascinante y las reflexiones entorno al sector editorial y la diferencia entre realidad y ficción valen oro. Sé que no es un libro para todo el mundo, como ya dije con La caverna de las ideas, pero si buscas una novela con un componente metaliterario, con reflexiones sobre realidad y ficción y una trama de misterio interesante, este es tu libro.
Cosas que he aprendido:
- La importancia de la solapa para darle sentido al libro.
- Cómo mezclar de forma brillante realidad y ficción.
- El negocio de las musas para escritores es una ideaza.
- Los editores ahora llevan la batuta en el mundo literario.
- Poner algo en un libro, lo ficcionaliza y pierde parte de su realidad
Y ya para terminar, os dejo con mi avance en Goodreads:
PUNTUACIÓN...4/5!
Primeras Líneas...