Revista Cultura y Ocio

Daniel Fopiani. "La Carcoma". Premio València Nova 2017

Publicado el 20 noviembre 2017 por Juancarlos53
Acabo de leer "La Carcoma", la novela de Daniel Fopiani que se alzó el pasado 15 de junio con el Premio València Jove de Narrativa 2017. En mi opinión, un más que merecidísimo galardón pues, como acertadamente dice Benito Olmo a Daniel Heredia en el prólogo a la misma, "a Fopiani pocos le conocen de momento, pero es bueno". Corroboro desde esta humilde tribuna la opinión del autor de "La maniobra de la tortuga".
ConoDaniel Fopiani. Carcomací a Fopiani gracias a la gentileza que tuvo él mismo de contactar conmigo para ofrecerme la lectura de su novela. Le dije que sí y, sin ser muy consciente de ello, la fui postergando al interponerse otras en principio más apetecibles. Con Daniel Fopiani, -Cádiz, 1990. Escritor, sargento de Infantería de Marina. Columnista y director de la revista literaria RSC. Premio Valencia Nova de Narrativa 2017-, literariamente me ocurría lo mismo que al escritor, periodista, gestor cultural y crítico literario Daniel Heredia: no lo conocía de nada. Al aplazamiento de la lectura de "La Carcoma" vino a añadirse  que cuando eché un primer vistazo al ejemplar que amablemente 'Versátil', su editorial, me había hecho llegar yo estaba enfangado en la lectura de "Berta Isla" de Javier Marías.[leer la reseña de esta novela aquí].
Sí el estilo de Marías es característico de por sí, su perfeccionismo lingüístico, como bien es sabido, alcanza cotas difíciles de igualar. Pues hete aquí que en esa hojeada a las primeras páginas de "La Carcoma" leí lo siguiente: "La humedad vespertina caía sobre las calles como una manta y, sin que el sol apenas se hubiese asomado aún por la cima de los edificios, el humo de los motores ya viciaba el ambiente.". ¿Cómo? - me dije-. ¿'vespertino' por 'matutino'? Y cerré la novela, que no volví a abrir hasta que entre ella y yo se interpusieron dos o tres lecturas además de la ya citada de Javier Marías.
El finde pasado decidí retomarla con cierta prevención. Pero qué agradable sorpresa la mía: según iban pasando las páginas el asunto que se planteaba, su ejecución, el ritmo narrativo y el misterio que en ella se planteaba fueron ganándome hasta el punto de no poder soltarla hasta que di término a sus 225 páginas. ¡Buah, qué historia tan bien contada!  Está claro que no se deben tomar decisiones precipitadas como la mía inicial que por suerte y para disfrute mío corregí a tiempo.Lo que acabo de contar me reafirmó en la idea de cuántas veces como lectores nos sucede que el momento de atacar una novela determina la opinión que la misma nos mererecerá. Así que agradezco mucho ese espacio temporal que interpuse entre esa apresurada opinión y el goce que la novela de Daniel Fopiani me ha proporcionado durante los días de este fin de semana.
"La Carcoma" es un thriller muy bien construido cuya perfecta estructura se alcanza a ver y comprobar al culminar la lectura en su última página. Estamos ante la historia de un exitoso escritor de best sellers, empantanado en un período de crisis creativa, que se siente perseguido por el tiempo que su editor le dio para entregarle el manuscrito de la tercera novela que él ya ha cobrado. La situación, muy difícil para Ramsés Espinosa, que así se llama el personaje, parece empezar a solucionarse cuando su íntimo amigo Juan Jesús Fernandez Garrido le ofrece una casa que ha recibido en herencia en La Carcoma, un perdido pueblo de la sierra gaditana. Allí, lejos del mundanal ruido, podrá Ramsés dar suelta a su capacidad creativa y producir esa novela que necesita para salir del tremendo apuro en que se encuentra.
Nada más llegar a la localidad de apenas 100 habitantes Ramsés ve que el ambiente contra su persona es evidente. Por si esto fuera poco unos misteriosos números irán aparececiendo en distintos lugares de la cabaña que habita. Se asusta y denuncia el caso en el cuartel de la Guardia Civil del pueblo donde el sargento Loredo, joven como él, pondrá el máximo interés por resolver el misterio. Un misterio que según pasan las páginas se va complicando más y más pues en la casa aislada donde el escritor quiere crear hace 8 años que murió misteriosamente quemado Israel Garri, el tío de su amigo Juan Jesús; una muerte jamás esclarecida. 
Los personajes son variados y están bien modelados. De Ramsés ya he señalado su momentánea, pero pertinaz en el tiempo, sequía creativa. De su lado, o sea personajes que colaboran con él, están el sargento Loredo, un joven guardia civil que quiere salir de ese agujero al que el destino lo ha arrojado por culpa de la resolución caprichosa del concurso de traslados dentro del cuerpo; tiene Loredo como peculiaridad un defecto articulatorio, el rotacismo, que confiere al relato un punto cómico de mucho interés. También entabla con Ramsés una buena relación Gema Delgado, la hija de Dolores que regenta la cafetería de la localidad. Gema no se lleva bien con su madre y se enamora de Ramsés, en quien ve la posibilidad de escapar a un oscuro y anodino porvenir. Su amigo Juan Jesús es también un claro ayudante suyo.
Frente a Ramsés se sitúa prácticamente el resto de seres que pueblan el relato: Luisito, un niño de 12 años con problemas psicológicos que le hacen no recordar muchas de las acciones que realiza;  la madre de Gema, Dolores, que ve en Ramsés un peligro si es que su hija, como ella sospecha, se enamora de él; y Ernesto, el dueño del único almacén donde todos, también Ramsés, han de acudir a comprar provisiones y bebidas. 
La organización. Si algo hay de característico en esta novela es la disposición de la historia. No quiero desvelar lo que la estructura de la misma esconde, sólo diré que es una sorpresa que sirve para dar un vuelco a todo lo que el lector ha ido imaginando durante el curso de la lectura.
Estamos ante un auténtico thriller en el que el suspense es esencial; un suspense con notas de terror psicológico y que, según reza el título de los sucesivos capítulos, queda materializado en esa cuenta atrás (12, 11,10, 9...) hacia un desenlace que se prevé mortal habida cuenta de lo ocurrido a Israel Garri, el anterior habitante de la cabaña donde Ramsés se ha retirado para escribir su nuevo éxito literario...
Una novela que podríamos encuadrar dentro del posmodernismo literario en la que el propio autor se viene a confundir con ese personaje que se esfuerza en crear un nuevo relato rompiéndose así la frontera entre realidad y ficción; un relato que reflexiona sobre sí mismo (metaficción) y que se va haciendo dentro del propio discurrir de la trama; una obra que es en sí misma una alegoría, una metáfora de la propia literatura; también -y esto es muy propio de la posmodernidad en literatura- la incursión en la novela de la cultura de masas que se percibe en la citación de títulos de películas populares ('El show de Truman'), series televisivas muy visionadas ('Dos hombres y medio', 'Dr. Who'...), temas musicales de éxito ('I feel good', 'Hound dog'...). Y, por último, la parodia, presente sobre todo en esa difuminación de los límites real vs inventado:posmodernismo literario, escritores gaditanos actuales, La Carcoma
"Pero leer y escribir son dos cosas muy distintas. Uno puede leer cientos de libros de técnicas narrativas, clásicos literarios y premios Nobel de Literatura. Puede, incluso, asistir a esos cursos de escritura creativa que se suelen organizar para sacar las perras a los cuatro bobos que pecan de inocente ilusión. Frecuentar tertulias literarias, donde la envidia, el egocentrismo y las puñaladas cobran más protagonismo que 'el escritor de la semana'. Uno puede autoproclamarse escritor, encontrar a un grupo de amigos y familiares que le sirvan de palmeros en cada una de las presentaciones y eventos relacionados con las letras y, ya de paso, puede hacerse alguna que otra foto de brazos cruzados y ojos entornados, como si la sabiduría absoluta se guardase en esa cabeza de literato." (pág. 42)

¡Vaya por Dios!

 Como si de cerrar círculos se tratase, al igual que hace Fopiani en su magnífico relato volviendo al final al momento inicial, así voy a hacer yo en este post. No es una crítica al autor (para nada, Daniel); de serlo a alguien, sería a la editorial, y casi tampoco. Lo que pasa es que no puedo olvidar mis años de profesor y los miles y miles de redacciones que me habré leído; por eso durante la lectura me ha rechinado la frecuente confusión de 'sino', conjunción adversativa, con 'si', conjunción condicional, más 'no', adverbio de negación, en pág. 108 ("No era el dolor físico lo que la hacía pequeña, si no la humillación"), 149 ("Lorenzo quiso pensar que aquella noche no se había cruzado con un mal policía, si no con un hombre insatisfecho con su vida"), 169, 200, 223... También, aunque no tan sistemático como la anterior, la confusión de preposición más pronombre interrogativo -'Por qué'- con el sustantivo 'Porqué' ("¿Porqué no se pasa por aquí y deja que le haga un par de preguntas?", en pág. 125; o la aglutinación de la preposición 'a' con el sustantivo 'punto' cuando estamos ante una locución:  'a punto' ("El show estaba apunto de comenzar", en pág. 189).
Defectillos de escritura -incorreciones- son, que no de redacción. Pero afean, como la impropiedad semántica señalada al principio. Estas pegas que pongo, ¡vaya por Dios!, son propias de maestrillos antiguos y por lo que veo diariamente en periódicos, revistas y rotulaciones televisivas, no se las tiene ya mucho en cuenta. Pero, qué queréis que os diga, a mí me da mucha pena que un producto excelente quede algo emborronado por errores tontos como los que señalo.

Para finalizarVeo que Cádiz, la tacita de plata, sigue dando escritores importantes. En esta novela, magnífica en todos los sentidos, se unen tres: el propio autor con la historia que crea; el prologuista Benito Olmo que escribe una estupenda -¡y muy literaria!- presentación de Fopiani que invita a ponerse a leer enseguida; y por último, Daniel Heredia, el mayor del trío quien, por edad -nació en 1971, mientras que Fopiani es de 1991 y Olmo de 1980- parece más renuente a admitir nuevos valores literarios. Pero tras los elogios que el prologuista hace de "La Carcoma" y de su autor "algo me dijo que iba a tomar en consideración mi advertencia e iba a seguir los pasos de Fopiani", concluye Olmo en su original prólogo.
Acabo declarando de nuevo la agradabilísima sorpresa que me ha supuesto esta novela que al principio pensé que no me iba a gustar. Pues sí, me ha gustado y mucho. Me atrevo a recomendarla a todo aquel que quiera tener en sus manos un thriller con suspense, muy bien escrito, novedoso y muy entretenido. Una delicia.
Daniel Fopiani. Carcoma

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