Daniel no es real es de esas películas, estupendas, que inexplicablemente no llegan a estrenarse en los cines de nuestro país. Y eso que ha ganado varios premios en diversos festivales de cine fantástico, incluido Sitges. Disponible en Movistar +, la película del director Adam Egypt Mortimer es un estimulante ejercicio de terror psicológico, con un primer acto ejemplar en cuanto a lo narrativo, capaz de resumir en unos pocos minutos la infancia del protagonista, Luke -excelente Miles Robbins- planteando los posibles orígenes del conflicto que vivirá en su vida adulta. Ingeniosa, elegante y efectiva, Daniel no es real se desarrolla como un drama sobre la enfermedad mental -que sufre la madre de Luke, Claire (Mary Stuart Masterson)-, que quizás ha heredado su protagonista, y también un coming of age sobre lo difícil que es integrarse en la sociedad, lo complicado que es no sucumbir a la soledad, y cómo la creación artística puede ser un desahogo para los conflictos personales -o para la neurosis-. Mortimer consigue un relato absorbente, tocando además el tema del doble y de los instintos reprimidos a través de la figura de Daniel -Patrick Schwarzenegger, hijo de Arnold- que da pie a los momentos más inquietantes del relato. La película brilla sobre todo desde el guión -firmado junto a Brian DeLeeuw-, es rica en ideas y sugerencias, pero se queda corta, quizás, en su puesta en escena cuando introduce otros temas muy interesantes como el body horror, la nueva carne y sobre todo, el horror cósmico que, aquí, parece referirse a un espacio, a una dimensión, a un infierno, interior, representado en el leitmotiv de las espirales, que apela a un terror puro que se vale de la estética de El Bosco.