Revista Cultura y Ocio

Daniel rodríguez moya

Por Acalvogalan
DANIEL RODRÍGUEZ MOYA



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Raquel Lanseros
Antonio Praena
Fernando Valverde
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Fernando ValverdeRaquel LanserosJavier BozalongoAntonio PraenaLuis García MonteroBenjamín Prado

Bio-bibliografíaGranada (1976). Es licenciado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Universidad de Granada (UGR). En 2001 obtuvo el Premio Federico García Lorca de Poesía, convocado por la UGR, por el libro 'Oficina de sujetos perdidos'. Además, ha publicado 'El nuevo ahora', en la editorial Cuadernos del Vigía. Con 'Cambio de planes' (Visor, 2009), obtuvo en 2007 el VI Premio Vicente Núñez en Córdoba. Su libro de poemas más reciente 'Las cosas que se dicen en voz baja' (Visor, 2013), ha obtenido el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Burgos.El escritor mexicano y Premio Cervantes José Emilio Pacheco lo ha definido como "ejemplo de una poesía trasatlántica como no se veía desde hace un siglo, en los tiempos del modernismo".Defensor de una poesía que apueste por la claridad y sencillez sin descuidar el lenguaje y el rigor literario, es uno de los miembros del movimiento Poesía ante la incertidumbre (Visor, 2011) que reúne a poetas españoles y latinoamericanos. Desde 2004 codirige, junto a Fernando Valverde, el Festival Internacional de Poesía de Granada (fundado por ambos). De su obra crítica y de investigación literaria destaca el volumen ‘La poesía del siglo XX en Nicaragua’, publicado por la editorial Visor en 2010. www.danielrodriguezmoya.com
Poética
REGLAS DEL JUEGO  De las cosas que nunca
tendrán un tacto estéril de ceniza,
un desaparecer inevitable,
prefiero quedar lejos.
Amo los días que no niegan
su levedad sobre los calendarios,
la luz antigua de una vela
que sabe que camina hacia lo oscuro
y con todo lo acepta.
El temblor de una torre reflejada en el agua,
las promesas que tienen al tiempo por testigo.

Poemas
EL ÁRBOL  Todavía me duele
la herida de la tierra que anegada
pisabas hasta ayer,
las casas y el olor de la hojarasca.
El miedo que a los niños ya no asusta
es un volcán acostumbrado.
La noche se convierte en continente
y sabes que a este cielo
le faltan más estrellas que miradas.
Si rechazas las voces que amenazan tu sueño
y descubres que ahora
la lluvia sólo sirve de pretexto
para vivir un tiempo con ese diapasón
verás que a las tormentas
yo las miro de lejos,
como se mira a un niño y su tristeza.
No temas dar la espalda a las contradicciones
vivir consiste en eso.
Hay un árbol que crece sin temor a la altura.
Abracémoslo.
No impide la maleza acariciar el cielo.

GUARDADO EN LOS BOLSILLOS  Te dije que el océano
es un minuto azul sobre una eternidad,
un lento respirar,
una brecha en el tiempo del que espera.
Aún llevo en los bolsillos
un fragmento de abrazo y de silencio,
una voz que es tu nombre,
un puñado de arena que escapa entre los dedos.
Te dije que el invierno
es un camino blanco y un andar en luz tibia,
los rumores de un puerto,
el viajero que aguarda los avisos.
  Aún llevo en los bolsillos
el sabor de los mangos y el jocote,
la mirada de un niño,
un temblor como un beso, un billete de vuelta.

MANAGUA, PLAZA DE LA REVOLUCIÓNQué suerte la tuya de estar muerto Carlos FonsecaGioconda BelliPara Blanca CastellónSe mira bello el cielo esta tarde de julio.No amenazan las nubes, nos respeta la lluvia.La vieja catedral en pie como un milagroya no sirve de fondo para los noticieros:Nadie lanza consignas, nadie eleva banderas.Los hombres que descansan bajo los chilamates,los niños que se acercan para pedir monedas.El calor y los buses amarillos. El vendedor de fresco en la parada,los taxis sempiternos con paciencia de siglos.Managua sin canciones, sin himnos que ya sonvencidas partituras de la historia.Pasa un carro a lo lejos y un parlante recuerdauna gran bacanal de aniversario:Es mejor el silencio que los sueños que un díaparecían posibles.Las palabras que pierden el calor y la vidano sirven esta tarde.Digo revolución y me respondes:No fue más que un destello,una noche de fuego, tantos años de humo.
Un murmulloTodos los ruidos del mundoforman un gran silencio.   Joaquín Pasos
Da igual que sea en un baro al abrigo del fuego al principio del tiempo de los hombres.Siempre ha habido un murmullo envolviéndolo todo:
Las voces de la tribu ocupando la cueva,el clamor de guerreros tras la caza,el estruendo incendiado en las revueltas,el grito enardecido en un estadio,aplausos y ovaciones en la televisión,las risas de los niños que juegan en los parques.
Un zumbido presente todo el tiempo,como un motor en marcha que nunca se detiene.Ni siquiera en las noches se detiene,temblor de luz eléctrica y de vértigo.Son frases inconexas que abrazan la cadenciade las ondas acuáticassi se lanza una piedra en el centro de un lago.
Alguien cree que hay silencio justo antesdel disparo de gracia en un fusilamiento,pero el eco devuelve repetidaslas últimas plegarias de los ejecutados.
Siempre ha habido un murmullo envolviéndolo todo,un ruido permanente.
Más que el miedo al silencio,   el temor de sentirlas cosas que se dicen en voz baja.
Retrato generacional
Y despertar sobresaltado,tras un sueño que no me pertenece,de una esperanza ajena,de una promesa a otra, ya incumplida.
Y comprobarque igual que del pasado nada es míodel futuro tampoco quedará algo en mis manos.

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